Que los SUV están de moda es un hecho, y es que desde hace ya algo más de una década, este segmento ha conseguido aglutinar a los antiguos clientes potenciales de berlinas del segmento D y monovolúmenes.
A lo largo de su historia, Renault ha tenido pesos pesados en ambas categorías gracias a grandes berlinas como el 21 o el Laguna o enormes monovolúmenes como el pionero Espace o el polivalente Scenic.
La actual gama de la marca gala es el perfecto espejo de la tendencia que ha seguido el mercado durante los últimos años. Tras la desaparición del Renault Talismán que probamos hace unos años y las ventas testimoniales de sus dos monovolúmenes, el Scenic y el Espace, modelos como el Renault Captur que probamos o nuestro protagonista de hoy se han convertido en los pilares fundamentales del fabricante.
SUV + Coupé = Éxito garantizado
Renault no quiso innovar en el diseño de su modelo, y es que si hay una fórmula que funciona, para qué arriesgar. Los SUV con diseño Coupé son un auténtico éxito en el mercado, por lo que cada vez son más las alternativas en este segmento que hace unos años estaba reservado a los buques insignia de las marcas premium.
Con unas cotas de 4,56 metros de largo, 1,57 de alto y 1,82 de ancho, el Renault Arkana se sitúa un escalón por encima del Kadjar. Una de las claves del éxito de este modelo respecto a su hermano es su estética, y es que mientras que el Kadjar cuenta con un diseño que deja algo indiferente a todo el que se pone ante él, el Arkana cuenta con ese toque deportivo tan necesario para convencer a primera vista.
En la parte frontal, el Arkana cuenta con el característico rostro que ha marcado el lenguaje de diseño de los últimos modelos de la marca. De esta forma, tenemos una afilada parrilla que se extiende hacia unos faros LED delanteros en forma de anzuelo que hacen que cualquier modelo de la marca del rombo sea fácilmente reconocible y que, dicho sea de paso, ofrecen una iluminación excelente.
La parte lateral es la principal seña de carácter del modelo, y es que la caída del techo a partir del Pilar B es la que le proporciona su silueta de estilo Coupé. El principal hándicap de este tipo de diseño es la habitabilidad interior, y es que como es obvio, el espacio para la cabeza disponible para los ocupantes traseros queda algo más penalizado.
No obstante, Renault ha conseguido lidiar con este problema, y es que a pesar de ser 3 centímetros más bajo que un Kadjar, el Arkana ofrece espacio más que suficiente como para que personas de hasta 1,90 viajen en la parte trasera sin dejarse el flequillo en el techo.
La zaga del Renault Arkana redondea el conjunto, y es que sus pilotos traseros unidos –un recurso de diseño muy utilizado en los últimos años- y el alargado portón trasero redondean una estética que, sin duda, se convierte en uno de sus principales argumentos de compra.
Hablando del maletero, es de alabar el trabajo de Renault en este aspecto, y es que a pesar de que las baterías del sistema híbrido le hacen perder 20 litros respecto a sus hermanos de propulsión convencional, el Arkana E-Tech cuenta con 480 litros de capacidad en un espacio con formas muy aprovechables. Su capacidad se ha probado al extremo en nuestra prueba, y es que fue capaz de tragarse el equipaje para una semana de cinco personas.
Teniendo en cuenta las aspiraciones “deportivas” del modelo, no tenemos dudas a la hora de escoger el nivel de equipamiento: el acabado R.S. Line le sienta como un guante. Paragolpes específicos, molduras cromadas, techo en color negro y unas bonitas llantas de cinco radios en 18 pulgadas se convierten en los complementos ideales del SUV Coupé de Renault.
Un interior a la altura del exterior
Cuando abrimos la puerta del Renault Arkana, nos invade la misma sensación que cuando prestamos atención al diseño exterior, y es que sin grandes estridencias, ofrece un conjunto cuanto menos “resultón”.
Gracias al acabado R.S. Line, la esencia deportiva también acompaña en el puesto de conducción. Entre sus características de equipamiento, tendremos un volante con símil piel perforada y pespuntes en color rojo y blanco, unos confortables asientos en la tan de moda “piel vegana” y Alcantara con las costuras en contraste y unas atractivas molduras que imitan la fibra de carbono y que visten tanto el salpicadero como los paneles de las puertas.
La postura en el puesto de conducción es muy buena, de forma que tardaremos muy poco en acostumbrarnos a todos los mandos. Esto es así gracias al excelente trabajo en ergonomía que han hecho los ingenieros de la marca.
A pesar de contar con un cuadro de instrumentos digital con una información sencilla pero completa y, sobre todo, una enorme pantalla central en disposición vertical desde la que se puede controlar la mayoría de funciones del coche, Renault ha respetado los controles físicos para los elementos que más utilizamos.
Sin dejarse llevar por la poco práctica moda del “todo táctil”, el Renault Arkana E-Tech cuenta con tres diales para regular la temperatura del climatizador, de forma que no tendremos que separar la vista de la carretera para navegar en infinitos menús para encontrar lo que queremos. No sólo esto, sino que a ambos lados del volante tenemos dos botoneras en forma de piano con las que podremos activar funciones como los warning, los asientos calefactables, abrir y cerrar las puertas, activar el modo EV o encender y apagar asistentes como el de mantenimiento en carril… ¡Bravo por Renault!
E-TECH: una solución inteligente
El Renault Arkana E-Tech demuestra que los híbridos autorrecargables aún tienen mucho que decir, y es que no hay una tecnología de electrificación más adaptable a todo tipo de usos que esta: gasta poco en ciudad, gasta poco en carretera y no tendremos que estar pendientes de enchufarlo.
Su sistema de propulsión está formado por tres motores:
- Un motor de gasolina de cuatro cilindros y 1.6 litros atmosférico de 95 CV.
- Un motor eléctrico con 36 kW/49 CV que ayuda al motor de gasolina e incluso es capaz de impulsar el coche cuando no exigimos una gran demanda de potencia a velocidades de entre 30 y 140 km/h.
- Un segundo motor eléctrico con 15 kW/20 CV de potencia que tiene múltiples funciones: actúa como motor de arranque, genera energía y sincroniza el funcionamiento entre los motores eléctricos y el de gasolina a modo de embrague.
Para acumular la energía generada para alimentar los motores eléctricos, el Renault Arkana E-Tech cuenta con una batería de 1,2 kW de capacidad instalada bajo el piso del maletero.
Nos ponemos al volante: ¿Qué tal va el Renault Arkana E-Tech?
Cuando traducimos esta compleja teoría a la práctica, todo se simplifica mucho más, y es que el conductor sólo experimenta un comportamiento suave que invita a conducir de una forma relajada.
La gestión de la energía disponible en la batería del Renault Arkana E-Tech es excelente, de forma que siempre tendremos energía disponible para que los motores eléctricos echen un cable –nunca mejor dicho- al motor de gasolina.
El sistema es capaz de detectar cuando nos estamos quedando sin batería y, en ese momento, activa el modo de regeneración aprovechando las inercias y las frenadas. Sólo si hacemos una conducción demasiado impetuosa o subimos por una pendiente especialmente prolongada con el coche cargado hasta la bandera, correremos el riesgo de quedarnos sin batería.
En nuestra prueba de más de 1.000 km, el Renault Arkana E-Tech se quedó completamente sin batería en tan sólo una ocasión. En ese momento, el sistema se pone en “modo emergencia” y destina parte de la potencia del motor de combustión para cargar la batería. Cuando estamos en esa situación, la potencia sí que se ve especialmente comprometida, disparando las revoluciones para intentar mantener la velocidad.
El funcionamiento de la transmisión, a pesar de no contar con un embrague como tal, es muy similar a la que experimentamos con una transmisión CVT como la que monta el Honda Civic e:HEV que probamos recientemente. Al igual que en un sistema de este tipo, invita a que la conducción sea sosegada, y es que si pisamos en exceso el acelerador, obtendremos potencia suficiente pero, eso sí, a cambio de un molesto ruido del motor que se introduce en el habitáculo.
No se puede hablar de un híbrido sin detenerse en sus consumos, y es que al fin y al cabo, conseguir unas cifras reducidas es la razón de ser de este tipo de vehículos. Precisamente esta misión es una de las especialidades del Renault Arkana E-Tech, y es que conduciendo de una forma normal, es realmente sencillo marcar consumos por debajo de los 5 l/100 km, una cifra muy respetable teniendo en cuenta que estamos ante un musculoso SUV de algo más de 1.500 kg.
Después de hacer la prueba del Renault Arkana E-Tech: ¿Lo recomendarías?
El SUV deportivo de la marca francesa es uno de los productos más completos que ha lanzado Renault durante los últimos años: entra por los ojos, es perfectamente capaz de llevar a toda la familia, tiene un maletero amplio, un comportamiento agradable, unos consumos realmente ajustados, un equipamiento muy completo y un precio razonable.
Tras una semana y un puñado de kilómetros al volante del SUV galo, la respuesta es sencilla: sí, lo recomiendo. La tecnología híbrida es perfecta para todo aquel que quiera consumos reducidos sin complicarse la vida con conectores y enchufes, por lo que es el perfecto sustituto a un coche diésel. Si haces largos viajes y te viene bien una Etiqueta ECO para entrar en las zonas de bajas emisiones, el Renault Arkana E-Tech puede ser tu complemento ideal.