En Francia, el año 1936 ha pasado a la historia por ser el del primer verano en el que se pudo disfrutar de vacaciones pagadas. Por primera vez, viajar por ocio dejaba de ser patrimonio de unos pocos para convertirse en una realidad para las clases populares, dando origen a fenómenos como el turismo de masas. Fruto de esta fiebre por el veraneo en la playa surgió una de las primeras “road movies” de la historia: “Prends la Route”, estrenada en España como “La Traviesa Juventud”. En esta cinta del prolífico director Jean Boyer, la pareja protagonista iniciaba un viaje lleno de enredos, confusiones y aventuras al volante de un espectacular Peugeot 301 CR Roadster descapotable, un automóvil deportivo y elegante, ideal para la seducción.
Peugeot ha estado presente en las grandes tendencias del cine galo desde hace casi un siglo. Nacido en Hollywood, el cine negro tuvo una gran influencia en Francia, donde se produjeron cintas tan interesantes como “Sólo un testigo” (Un témoin dans la ville, 1959), en la que Lambert, un taxista al volante de un Peugeot 403, es la única persona que conoce al culpable del asesinato, por celos, de un rico industrial. Venganza y suspense de la mano del director Édouard Molinaro.
Intriga, tráfico de armas e ingredientes de “road movies” se unen en un clásico de la “Nouvelle Vague”: Pierrot, el loco (1965). Dirigida por Jean-Luc Godard y con la presencia estelar de Jean-Paul Belmondo, este auténtico clásico daba protagonismo al elegante Peugeot 404 en el viaje de una pareja de fugitivos desde París a la costa mediterránea, huyendo de una banda de sicarios.
La comedia costumbrista característica de nuestros vecinos también ha contado con la presencia de Peugeot. Dos buenos ejemplos clásicos son “Heureux Anniversaire” (1962), que narra las desventuras de un marido que busca el