El catalizador de un vehículo con motor de combustión es el encargado de reducir los gases nocivos resultantes de quemar el combustible. En realidad, su nombre completo es convertidor catalítico y existen varios tipos principales según si son para diésel o para gasolina.
Te contamos su historia, para qué sirven, cómo funcionan y cuanto cuestan. Además de los síntomas que revelan que hay una avería en el catalizador.
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Breve historia del catalizador
El primer prototipo de convertidor catalítico para estos fines se desarrolló en Francia y fue patentado por primera vez por Eugene Houdry. Este ingeniero mecánico fundó la empresa Oxy-Catalyst en Estado Unidos, que desarrolló primero catalizadores para las chimeneas y más tarde para montacargas, que utilizaban una gasolina sin plomo de bajo grado. Más tarde, desarrolló un catalizador para automóviles que patentó en 1956.
Tras las mejoras de Engelhard Corporation que culminaron en 1973, apareció el primer catalizador pensado para producirse en masa. En 1975 casi todos los automóviles de Estados Unidos tenían uno instalado para cumplir con la normativa de su Agencia de Protección Ambiental.Suscríbete a nuestro canal de Youtube
Desde entonces, los catalizadores han ido mejorando tanto en eficacia como en eficiencia, hasta llegar a variantes como los catalizadores de reducción selectiva (SCR) que utilizan AdBlue. Aunque estos se usan como añadido, y no excluyen el convertidor catalítico convencional.
Para qué sirve el catalizador
Un catalizador reduce los gases nocivos generados en un motor de combustión interna. Sin él nos veríamos mucho más expuestos a los siguientes gases nocivos:
Con una mezcla rica (más combustible que aire) se produce una combustión incompleta que genera:
Hidrocarburos inquemados (HC): son cancerígenos e irritan las vías respiratorias y los ojos. En cuanto al medio ambiente, pueden crear lluvias ácidas y humos fotoquímicos.
Monóxido de carbono (CO): en bajas dosis produce dolor de cabeza, falta de aliento y coordinación, mareo,