El inicio del nuevo curso viene siempre acompañado por la llegada de nuevo material, y la Dirección General de Tráfico (DGT) no iba a ser menos. Según recoge una licitación publicada esta misma semana en el Boletín Oficial del Estado, el organismo ha anunciado que adquirirá 300 nuevos radares fijos, de los cuales 120 serán convencionales y los 180 restantes, de los conocidos ‘de tramo’.
Dotada con un presupuesto aproximado de 17,5 millones de euros, la compra de radares estará dividida en dos lotes. El primero de ellos se destinará a zonas del centro, norte y noroeste de España y el segundo se distribuirá entre el sur, el Levante, la zona pirenaica y las Islas Baleares y Canarias. Las localizaciones exactas todavía se desconocen, pues la DGT no ha previsto aún en qué carreteras y puntos kilométricos va a instalarlos.
Sin embargo existen buenas razones para pensar que muchos de los nuevos dispositivos orientados a tramos terminarán vigilando carreteras secundarias, donde ya no existen tolerancias con los límites de velocidad desde la última reforma de la Ley de Tráfico.
Prohibido adelantar de facto en las secundarias
No en vano, reducir la siniestralidad de este tipo de vías se ha convertido en el último caballo de batalla de la DGT, con medidas como la reciente (y polémica) eliminación del margen de 20 km/h sobre el límite para adelantar.
Su mismo Director General, Pere Navarro, ya dejó caer hace unos meses que la supresión de esta ayuda al adelantamiento favorecería la instalación de más radares de tramo en la