Hace unos días se celebró en Zaragoza las jornadas internacionales ‘HyperLoop, una mirada a la movilidad del futuro’. El evento generó titulares en la prensa local aludiendo a la posibilidad de viajar de Zaragoza a Berlín en tan sólo dos horas, según los planes de Hardt Hyperloop.
¿Pero, el hyperloop no estaba muerto? Al parecer, no. O al menos, algunas empresas siguen insistiendo con la idea de enviar mercancías y personas en un tubo a 1.000 km/h a través del continente, cual ascensor supersónico.
Aunque son muchas las empresas que han levantado cientos de millones de euros en financiación, la realidad es que, de momento, esta tecnología sigue siendo un sueño que no se ha materializado de una forma que vaya a tener un futuro comercial. Y todo apunta a que seguirá siendo así durante mucho tiempo.
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Antes de nada, recordemos qué es un hyperloop. Se trata de un sistema basado en un tubo al vacío por el que circulan las cápsulas (vagones de mercancías o pasajeros) que levitan por dentro del mismo gracias a la baja presión de aire.
Simplificando, es el mismo principio que vemos en las cajas de los grandes supermercados para enviar la recaudación a la caja central. El dinero va en una cápsula, la cápsula en un tubo al vacío y es succionada hasta la