Que un coche con motor de combustión salga ardiendo siempre es un problema. Que lo haga un coche eléctrico supone elevar al cuadrado ese problema. Por culpa de las baterías, un incendio de un modelo de este tipo puede complicarse de varias maneras y una de ellas es que se alargue demasiado.
Los bomberos de la localidad de Stamford, en Estados Unidos, lo comprobaron de primera mano hace unos días cuando un Tesla Model 3 comenzó a arder en medio de la ciudad. Necesitaron casi una hora y más de 2.200 litros de agua por minuto para controlarlo.
Un problema que será más habitual
Imagen: Departamento de Bomberos de Stamford
Son varios los casos que han puesto de manifiesto la problemática que tienen los coches eléctricos con el fuego. El más sonado fue el del accidente que casi le cuesta la vida a Richard Hammond con el Rimac Concept One. En aquel momento se podía considerar un hecho aislado, pero es un problema cada vez más recurrente.
Muy poco a poco, los coches eléctricos van ganando protagonismo en las ciudades y carreteras de todo el mundo. En algunos países más que en otros, como Noruega, pero está claro que el número de automóviles de cero emisiones se va a multiplicar, en parte porque las exigentes normativas anticontaminación no nos van a dejar otra.
Es por ello que tenemos que prepararnos para un cambio de escenario. A menudo hablamos