Los años 80 fueron la década de todos los excesos. Todavía inmersos en una Guerra Fría que podía acabar con el mundo en cualquier momento y tras salir de una enorme crisis provocada por los dos choques petroleros de 1973 y 1979, desfasamos. De la austeridad pasamos a los excesos.

En el automóvil, volvían los coches potentes y sobre todo la personalización, el tuning. Y a cada cual más exagerado, mejor. Ya sea creando imposibles limusinas Mercedes para los jeques árabes o multiplicando casi por tres la potencia de un Ferrari Testarossa, es una época de excesos.

Y el rey de la desmesura visual, sinónimo de tuning hasta hoy, es sin duda Rieger Tuning (mucho antes de que Mansory saltara a la fama). Su lema: «tiefer, schneller, breiter» (más bajo, más rápido, más ancho).

En Motorpasión

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De una necesidad, Toni Rieger construyó un mini imperio que es ahora el mayor vendedor de kit carrocería del mundo. Esta es la curiosa historia de Rieger Tuning.

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Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.

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