Es definitivo: Francia podrá prohibir los vuelos domésticos de corta duración. Y será así porque esta medida, enmarcada en su Ley de Clima, ha recibido el visto bueno por parte de la Comisión Europea (CE).
Este paso es importante porque podría abrir la puerta a otros países europeos a implantar medidas similares respecto a su transporte aéreo, como es el caso de España. Pero también porque supone poner la mirada más allá del coche en lo que toca a limitar el transporte para ahorrar emisiones a la atmósfera.
Y es que, pese a ser un medio colectivo, el avión es el medio más contaminante. O al menos así lo estima la Agencia Europea del Medio Ambiente: por pasajero y kilómetro, en avión las emisiones se fijan en 285 g/CO₂. Muy superior a la de un coche que hace lo propio en 104 g/CO₂ en los mismos términos.
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Si bien esta medida se incluyó en la normativa climática de Francia en verano del año pasado, estaba siendo analizada por la CE, que debía determinar si era lícito o no aplicar esta restricción