Moverse en el apocalipsis no es sencillo. Para muestra ‘The Last of Us’, la nueva y exitosa serie de HBO que adapta el famoso videojuego de Naughty Dog. Y es que como en toda distopía que se precie, sus protagonistas tienen que recorrer largas distancias. En su caso, esquivando por el camino a zombies infectados por un traicionero hongo que ha desatado una mortal pandemia.
Pero pese a la crudeza de la serie y de los muchos pormenores que tienen que afrontar los personajes, hay aspectos que no son realistas. Y no nos referimos a los infectados, sino por ejemplo algo tan sencillo como conducir un coche. Al menos si es térmico. Porque un automóvil de combustión necesita carburante y el combustible no es eterno.
En Motorpasión
El Lamborghini que destrozan en ‘El Lobo de Wall Street’ no era una maqueta. Scorsese se empeñó en cargarse un coche de 500.000 euros
La gasolina no dura 20 años: se degrada mucho antes
En la serie, la trama precisamente arranca con la necesidad de viajar: Joel (Pedro Pascal) quiere buscar a su hermano y necesita la batería de un camión. Para ello recurre a las Luciérnagas, un grupo rebelde que no quiere pasar por el aro del autoritarismo de FEDRA.
Entonces la