“Los que ayer conducían un Opel Corsa, mañana irán en autobús». Con esta lapidaria frase, Jens Andersen, experto en movilidad y alto cargo de Volkswagen durante décadas, resume hacia dónde va la industria del automóvil alemana, y por tanto, la europea. Y todo gracias al coche eléctrico.
El coche eléctrico es visto como un elemento disruptivo en la industria. Sin embargo, más que el coche eléctrico per se, que existe desde los inicios del automóvil, es la obligación hecha a la industria de pasarse al coche eléctrico sí o sí lo que va a cambiar nuestra relación con el automóvil en un futuro.
El hecho de apostarlo todo a una sola tecnología, una con unas limitaciones que hacen que todavía no pueda suplantar a la actual y por tanto no pueda venderse en los mismos volúmenes, llevará al fin del coche en propiedad y, al final, a que haya menos coches en circulación. El coche volvería así a tener el sitio que tuvo en la primera mitad del siglo XX, un objeto de lujo reservado para una élite económica.
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Jens Andersen, que hizo su doctorado en ingeniería sobre ‘Motores de gasolina alimentados con gas natural en comparación con los propulsores electrificados’, fue responsable de Estrategia y Gestión Tecnológica.
Estuvo también al frente de la dirección financiera del grupo en China