El alerón, ese apéndice aerodinámico odiado por unos e imprescindible para otros, va irremediablemente asociado a la deportividad del coche que lo luce. Herencia directa de la competición, se ha hecho un hueco en los coches de calle, especialmente en los deportivos.
Tras los primeros coches con alerones, como el Porsche 550 Spyder de Michael May en 1956 y el Lotus 49 de 1968, los alerones se hicieron cada vez más elaborados y mucho más grandes, creando algunos de los perfiles más icónicos que ha visto el mundo del motor.
Algunas de esas alas invertidas han contribuido a que los coches que las lucen sean realmente emblemáticos. Seleccionamos algunos de los alerones más emblemáticos de la historia del automóvil, esos que han alcanzado el estatus de icono. Y sí, es una selección altamente parcial. No son todos los que son ni están todos los que son.
PIVOT
Plymouth Roadrunner Superbird
Uno de los primeros coches estadounidenses en lucir un alerón no podía ser algo discreto, tenía que ser gigante, como todo en ese país, desde las hamburguesas hasta los rascacielos y los V8.
El grupo Chrysler quería dominar la NASCAR en 1970, por lo que ideó este rudimentario pero eficaz alerón para sus coches de carreras. Para poder competir con estos coches, Plymouth y Dodge tuvieron que fabricar versiones de calle, lo que vienen