Imagina a un arqueólogo en un futuro muy muy lejano, en el que quizá los automóviles ni existan, desenterrando reliquias arqueológicas como un Ford Mustang GT de la década de 1960 o un Porsche 911 (930) convertidos en fósiles de materiales geológicos, como selenita, cuarzo, pirita o ceniza volcánica.
Estos y otros coches icónicos para la historia del automóvil y el cine, forman parte de la interesante obra del multidisciplinar artista neoyorquino Daniel Arsham, expuesta hasta el próximo mes de noviembre en el Petersen Automotive Museum de Los Ángeles (EEUU), que alberga una de las mayores colecciones de automóviles del mundo.
Una peculiar cápsula del tiempo
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La muestra la protagonizan hasta cuatro coches reconvertidos en reliquias históricas carcomidas por el paso del tiempo, como si de una peculiar cápsula del tiempo se tratase en la que confluyen pasado, presente y futuro.
Hablamos de las esculturas a tamaño real de un Ford Mustang GT Fastback de 1968, un Ferrari 250 GT de 1961 y un Porsche 911 (930). Terminarlos ha llevado varios años al artista.
Además, encontramos al Porsche 356 Speedster de 1955 bautizado como “Bonsai”, que con su aspecto alude a su esencia original y abraza el concepto estético japonés ‘Wabi Sabi’.
Varios “carteles publicitarios” hechos de piedra (y minerales como el cuarzo o las amatistas), un surtidor