Seamos sinceros por un instante. Si no fuera por el miedo a que un policía, un agente de tráfico o un radar nos pillase cometiendo una infracción al código de circulación, mucha más gente no tendría respeto por la ley. Y en consecuencia aumentarían las muertes en carretera.
No es una simple teoría, es exactamente lo que está ocurriendo en San Francisco. En la ciudad californiana, la policía encargada del tráfico ha prácticamente dejado de multar.
Según un análisis de todas las multas de tráfico emitidas por la policía de San Francisco y publicado por la misma policía, en los últimos años las medidas de aplicación de las normas de circulación han ido cayendo poco a poco. Pero la falta de multas desde marzo de 2020, con el inicio de la pandemia, es directamente descarada.
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La policía está poniendo unas 10 multas de tráfico al día, cuando hace tres años se ponía una media de 74 multas de tráfico al día. Y la mayoría de esas multas no son ni siquiera por infracciones graves, como saltarse un semáforo en rojo o un exceso de velocidad, sino por infracciones menores, como un piloto roto o llevar lunas demasiado tintadas. El resultado es una sensación de impunidad generalizada entre los automovilistas.
Y ocurre, además, en un ciudad clave en el desarrollo de los coches autónomos. Es en San Francisco