Si te dijera que vamos a hablar de un coche muy especial, con un motor V8 atmosférico de 405 CV y del que se van a fabricar 30 unidades en edición limitada, con un precio que parte desde las 230.000 libras (unos 260.000 euros) y un equipamiento muy exclusivo, seguramente pensarías en un deportivo de altas prestaciones o en una berlina de lujo. Pero si empezamos a hablar de tracción total, y suspensiones delantera y trasera de ejes rígidos, el cerco se estrecha mucho.
Pero dejémonos de adivinanzas, porque a estas alturas ya habrás visto la imagen principal que ilustra este artículo. Y aunque no te cuadren las cifras, te aseguro que no hay ninguna errata: sí hablamos de un Land Rover Defender. Pero no de un Defender de los modernos, que ya hemos visto que también pueden alcanzar precios estratosféricos, como el reciente Land Rover Defender Outbound. En este caso se trata del Classic Defender, el Land Rover de toda la vida. Y aunque el precio resulte desorbitado, seguro que el teléfono y el email de Land Rover Classic está registrando mucha actividad estos días.
¿Qué tiene este Defender para costar un cuarto de millón de euros?
Lo de menos es lo que el Classic Defender Works V8 esconde bajo el capó, aunque no se puede negar que el V8 de 5 litros aporta algo más que empuje a raudales, con sus 515 Nm de par. De hecho, es capaz de hacer que el Defender acelere de 0 a 100 km/n en 5,6 segundos, con una velocidad máxima automilitada a 170 km/h. Recordemos que la historia de los motores V8 en el Defender se remonta al Serie III de 1919, por aquel entonces con 3,5 litros, alimentación por carburador y apenas una centena de caballos. Pero esta nueva versión es notica porque se convierte en el primer Defender con motor V8 que se lanza al mercado de forma oficial desde el Defender 90 50 Aniversario de 1998, que era el 4 litros de 190 CV del Range Rover de segunda generación.
Lo que hace único a este Classic Defender Works V8 Uslay Edition es lo que representa. Y los aficionados a la marca saben muy bien lo que ello significa. Estamos ante un modelo inspirado en el Series IIa de Spencer Wilks de 1965, y también rinde homenaje a la isla de Islay, en Escocia. Dice la historia que cuando se diseñó el Land Rover original, Wilks, uno de los fundadores de la marca, probaba los coches en los terrenos de su propiedad, en Laggan Estate, en la mencionada isla escocesa.
Un Defender único y auténtico
Para mantenerse lo más fiel posible al modelo en el que se inspira, el Classic Defender Works V8 Islay Edition luce el mismo color de carrocería, Gris Heritage, con el techo Limestone a juego. Ni siquiera las llantas son de aleación, sino de chapa de acero en el mismo color del techo, como en el original. Y cono podrás imaginar, no son coches nuevos fabricados desde cero, sino que Land Rover Classic se ha ocupado de recuperar, renovar, rediseñar y actualizar vehículos donados entre 2012 y 2016, para llevar a cabo la transformación de forma totalmente artesanal. De las 30 unidades de la edición limitada, 17 corresponderán a la versión 90 de batalla corta, y 13 a la versión 110 de siete plazas.
Además de instalar el motor V8 y acoplarlo a una caja de cambios ZF de ocho velocidades, la reconstrucción de estos modelos incluye un kit de mejora de suspensiones con muelles helicoidales y amortiguadores específicos, y un sistema de frenos reforzado. A partir de aquí, cada detalle de esta serie limitada es único… y auténtico. Eso sí, hay alguna concesión a las innovaciones técnicas, como los faros LED, el navegador GPS o el Bluetooth.
Por citar algunos, por ejemplo, en el lateral de la carrocería se incorpora un dibujo que representa la matrícula del Land Rover Series IIa de Wilks: GXC 639C. Y en el interior encontramos elementos que vinculan el modelo con los orígenes de la marca: la piel Windsor Ebony en los asientos, puertas, techo y salpicadero; o la placa que narra la historia del nacimiento de la marca, así como el logotipo del legado de Land Rover repujado en el volante y en los reposacabezas de los asientos. La conexión con la isla de Islay continua con el tejido tweed confeccionado en lana Islay Woollen Mill con colores que evocan los paisajes locales. Y la madera de roble utilizada para algunos elementos decorativos interiores procede de barriles de whisky de la destilería Kilchoman, cómo no, de Islay.
¿Suficiente como para poner un precio de 230.000 libras en el caso de la versión 90, y de 245.000 libras (278.000 euros) para el 110? Como se suele decir en estos casos, la exclusividad no tiene precio…