Las averías en el coche eléctrico también existen. Es verdad que este tipo de vehículos electrificados se han presentado ante nuestros ojos (y nuestro bolsillo) como un tipo de coche del que se diferencia de uno convencional de combustión en que, al tener menos componentes, disponen de una mecánica más simple y, por ende, un mantenimiento menor.
Esto es así porque todo se basa en un sistema eléctrico en el que se obtiene la energía para mover las ruedas de la electricidad que se almacena en una batería y hace girar uno o varios motores eléctricos. Pero esto no quiere decir que no se sufran averías, ni mucho menos, como tampoco están exentos de realizar posibles mantenimientos a lo largo del tiempo. Para lograr esto (y evitar sustos mayores), es necesario que de vez en cuando revisemos ciertos elementos. Algunas son compartidas con los vehículos de combustión interna, como las relacionadas con frenos y neumáticos, por ejemplo. Sin embargo, hay otras, como las que tienen que ver con la toma de carga o la batería, que son exclusivamente averías de coches eléctricos.
Los neumáticos, siempre a punto para evitar averías en tu coche eléctrico
Empezando por los neumáticos, los de un coche eléctrico pueden ser específicos para optimizar la resistencia a la rodadura. Una menor resistencia es una mayor eficiencia energética. Pero, además, puedes utilizar unos convencionales siempre que sea de la medida específica para tu coche.
Y como en cualquier coche, el mantenimiento de los neumáticos es clave para la seguridad y el ahorro, también para una mejor autonomía. Por ello hay que vigilar la presión, al menos una vez al mes, y comprobar que no tienen cortes, arañazos o un desgaste excesivo. Estos, como tal, deberían ser cambiados cada 30.000 o 40.000 km.Suscríbete a nuestro canal de Youtube
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