Hoy en día todo se dirige para que obtengamos un coche electrificado, híbrido o a gas. Una realidad que está haciendo por apartar poco a poco al vehículo diésel o de gasolina sin distinción alguna. No, no es momento de echar la vista atrás y poner en un altar a este tipo de motores térmicos, pues tras las últimas decisiones de la Unión Europea es un hecho que forman parte de la historia del automóvil.
Así, sus ventas en España han caído hasta el 9% de las matriculaciones, una cifra raquítica si tenemos en cuenta que veníamos de más de un 60% hace sólo una década. Ante esto, todas las decisiones pasan porque nuestro coche sea ecológico, más temprano o más tarde. Y para eso hay soluciones tan buenas como las de convertir nuestro coche de combustión en uno de tecnología de gas GLP o GNC, una decisión bastante plausible sin despedirnos del todo de nuestro coche convencional.
El coche de gas GLP, una buena alternativa de movilidad
Es verdad que los eléctricos y los híbridos son las opciones más populares, pero en la actualidad existen otras alternativas que sin ser del todo conocidas pueden resultar más económicas. Hablamos del gas licuado de petróleo (GLP o autogas), un combustible que mezcla butano y propano y que se utiliza como combustible para vehículos.
Son coches que funcionan con otro tipo de hidrocarburos. Las dos grandes motorizaciones que se utilizan en el automovilismo son el GLP (o Gas Licuado del Petróleo) y el GNC (Gas Natural Comprimido). Estas son dos vías que son bastante reconocibles visto desde el lado ambiental y ecológico… y del que tú también puedes hacer.
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Y no, no hablamos de comprar un coche de gas, sino de transformar el tuyo de gasolina a GLP o GNC. Este es un proceso que se viene dando