Un año después de anunciar el cese de su actividad en la planta de Nizhny Nóvgorod, y siguiendo los pasos del resto de los grandes fabricantes, Volkswagen ha anunciado que abandona definitivamente Rusia.
La marca alemana se ha deshecho ya de los activos que aún poseía en suelo ruso (incluyendo la planta de Kaluga) y, según Reuters, los ha vendido al concesionario local Avilon por 125 millones de euros. El acuerdo ha necesitado el visto bueno del Kremlin, y es menos jugoso de lo que parece.
Volkswagen podría estar renunciando a volver
Volkswagen ha sido el último fabricante europeo de vehículos en liquidar definitivamente sus activos en Rusia, incluyendo su planta de montaje de Kaluga (oeste del país) y sus divisiones de componentes y leasing, vendidos al concesionario local Avilon.
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La invasión de Ucrania por parte de Rusia tuvo un efecto inmediato en la industria automotriz, obligando a la mayoría de marcas a abandonar el mercado ruso tras años de inversión y actividad para crear potentes cadenas de suministro.
Grandes fabricantes como Volkswagen o Mitsubishi fueron de los primeros en reaccionar, deteniendo su actividad en las plantas rusas que poseían.
También Renault, quien