Entre tanto SUV y coche eléctrico plagado de pantallas y demás cachivaches tecnológicos, el Suzuki Swift Sport es casi una rareza en el mercado de vehículos actual. Su sencillez, agilidad, personalidad y carácter tan divertido, lo convierten a priori en una opción realmente interesante, pero ¿Será tan bonito como suena? ¡Te lo contamos!
La quinta generación que hoy convive con nosotros del Suzuki Swift llegó allá por el año 2017 con multitud de novedades respecto a su predecesor, comenzando por su apartado de diseño, su habitáculo, motorizaciones y tecnología. Sin embargo, pese a dar un importante salto en cuanto a todo, el pequeño compacto nipón y sobre todo, su versión Sport –nuestra protagonista de hoy-, seguía manteniendo su característico ADN inalterado.
Tras tres años en el mercado, Suzuki quiso dar un empujoncito en cuanto a eficiencia a su Swift Sport, equipándole un sistema de hibridación ligera de 48 V, que además de permitirle reducir ligeramente los consumos y emisiones, le posibilitaba acceder al distintivo ECO de la DGT, lo que ente otras cosas, exime de pagar el impuesto de circulación, contar con una bonificación en el impuesto de matriculación de hasta el 75% o tener un descuento del 50% en las zonas de estacionamiento regulado.
Juvenil y cañero
Sin irnos más del tema, es momento de comenzar con el análisis del Suzuki Swift Sport y su apartado de diseño. Un diseño que tras seis años con nosotros sigue viéndose moderno y que, además, pese a ser bastante discreto, sigue llamando la atención de los más jóvenes y los no tan jóvenes por sus llantas de aleación en 17 pulgadas en color negro y aluminio, su paragolpes delantero con una gran entrada de aire, su splitter, taloneras y difusor trasero en símil carbono o las dos colas de escape (de las de verdad) que le confieren una imagen muy musculosa pero sin llegar a ser una macarrada.
Con la última actualización recibida que lo convertía en un modelo “híbrido”, el Swift Sport incorporó a su portón trasero el logotipo de “Hybrid”, algo que en nuestra humilde opinión, ensucia la simetría y limpieza de la zaga del modelo, a pesar de poder funcionar como elemento de marketing.
Un equipamiento pensado para cubrir todo lo necesario
Tanto los grupos ópticos delanteros como los pilotos traseros del Swift Sport cuentan con tecnología LED, lo que además de darle un aspecto más moderno y actual, ofrecía una visibilidad realmente buena en condiciones de poca luz, y que combinado con el sistema de luces largas automáticas, nos permite viajar de noche con un nivel de iluminación muy alto y mayor seguridad.
Pasando a su interior, el pequeño GTI equipa unos asientos deportivos tapizados en tela que ofrecen un buen equilibrio entre sujeción lateral y comodidad, un volante multifunción con pespuntes en color rojo tapizado en símil cuero con un grosor óptimo, una palanca de cambios manual de seis velocidades con un tacto mecánico muy agradable y un cuadro de instrumentación analógico con una pequeña pantalla de 4,2 pulgadas en el centro para poder consultar información relativa al vehículo como las presiones de las ruedas, el nivel de carga de la batería de 48 V, la velocidad establecida para el sistema de control de crucero adaptativo o la lectura de las señales de tráfico.
Interior bien resuelto
El salpicadero, la consola central y los paneles de las puertas del Swift Sport son bastante sencillos, predominando el uso de plásticos duros de tacto rugoso y con ausencia de materiales acolchados, lo que lo posicionan un paso por detrás de otros modelos rivales como el SEAT Ibiza, el Skoda Fabia o el Ford Fiesta. Pese a ello, no notamos crujidos ni ruidos interiores en los más de 1.200 kilómetros que pudimos probar el coche.
En lo que a su sistema de infoentretenimiento se refiere, el Swift monta una pantalla táctil de 7 pulgadas con un sistema nativo mejorable, poco intuitivo y bastante poco atractivo. Sin embargo, esa carencia queda solucionada gracias a la compatibilidad con Apple CarPlay, Android Auto y MirrorLink mediante cable, lo que nos permitirá contar con todo lo necesario para el día a día.
Habitabilidad y maletero
De la misma manera que en las plazas delanteras, las plazas traseras del Swift ofrecen un espacio bastante generoso tanto en la altura para la cabeza como en el espacio para las rodillas teniendo en cuenta que estamos ante un coche de 3,89 metros de largo y 1,49 metros de alto.
El maletero del Swift tampoco es de los mejores de su segmento en cuanto a capacidad, ya que cuenta con 265 litros, aunque su forma nos permite aprovechar bastante el espacio y poder llevar equipaje de varios días para dos personas de forma sobrada y sin tener que volvernos locos haciendo un tetris.
Bajo su capó…
Comenzando con su apartado mecánico, el Suzuki Swift Sport monta un motor de 1.4 litros Boosterjet que desarrolla 129 CV de potencia y 235 Nm de par motor, asociado a un cambio automático de seis velocidades y con un pequeño motor eléctrico de 14 CV que se alimenta de una batería de 0,38 kWh como apoyo (el responsable de otorgarle la etiqueta ECO).
Pese a ver reducida su potencia en 11 CV de potencia y de aumentar su peso en poco más de 50 kg si lo comparamos con la versión pre-microhibridación del que también podéis leer la prueba aquí, el pequeño deportivo no ha visto mermadas sus capacidades ni su diversión ni un ápice, con una pegada muy voluntariosa desde las 1.800 rpm, una entrega muy lineal y una relación del cambio que nos invitará a pasarlo en grande cuando vayamos a adentrarnos en un buen tramo de curvas.
¡Bendita ligereza!
La combinación de la dureza y precisión de su dirección, el tarado de su suspensión, el juguetón eje trasero cuando queramos buscarle las cosquillas y los 129 CV de su propulsor (más que suficientes para disfrutar este compacto de poco más de 1.000 kg), hacen del Swift Sport un juguete de los que te enamoran e incluso, te llevan a mirar el mercado de segunda mano con el gusanillo de hacerte con una unidad.
Se nos ocurren multitud de opciones con las que poder ir más rápido o con un interior más cuidado, sin embargo, pocos coches ofrecen tanto por tan poco como el Suzuki Swift Sport, con un tacto del cambio de marchas de los de antes, un sonido que se hace notar sin llegar a llamar especialmente la atención y una puesta a punto que lo convierten en un coche muy usable para el día a día, con consumos que pueden rondar los 6 litros/100km en uso mixto si cuidamos el acelerador, cinco plazas, un maletero suficiente para ir a la compra o irnos de vacaciones en pareja y un apartado de sistemas de asistencia a la conducción en el que encontramos el sistema de detección de ángulo muerto, el asistente de cambio de carril, el reconocimiento de señales de tráfico o la alerta de tráfico posterior.´
Su precio
Al igual que ha ocurrido con otros modelos, el precio del Suzuki Swift Sport ha aumentado considerablemente con la subida generalizada de los precios, ya que si nos remontamos a 2020, nos podíamos hacer con un Swift Sport de 140 CV por unos 19.300 euros. Sin embargo, ahora, tendremos que desembolsar cerca de 24.000 euros, un precio mucho menos competitivo, pero que si tenemos en cuenta cómo está el mercado actual y lo que nos llevaremos a cambio, seguirá siendo una opción interesante.
Como conclusión, el Suzuki Swift Sport es un coche con un carisma especial del que hoy en día pocos modelos pueden presumir. Su ligereza, sencillez y experiencia analógica, hacen que te olvides de pantallitas y simplemente disfrutes de conducir, sin por ello renunciar a la practicidad en el día a día, ya que además de divertido y económico de mantener, es un coche muy lógico lo mires por donde lo mires.