Los motores diésel fabricados en este siglo poco a poco han ido evolucionando. Para poder llegar a estos niveles de eficiencia y rendimiento los fabricantes han tenido que desarrollar nuevos sistemas y mecanismos para cumplir sobre todo con las emisiones que imponen los gobiernos, cada vez más estrictas.
El problema está en que todos estos componentes están fabricados y diseñados para que cumplan con su función hasta finalizar el periodo de garantía. Por lo tanto, de serie, ya tienen una vida útil muy limitada y corta. Y, por otra parte, hay que tener en cuenta que es el propio conductor quien influye en más de un 50% en la durabilidad de estos componentes.
Sortea averías en tu coche manteniendo las revoluciones altas
Y aquí es cuando necesitamos realizar ciertas comprobaciones para cambiar tu estilo al conducir tu coche si no quieres acortar su vida útil. Por ejemplo, una de ellas tiene que ver con las propias revoluciones del coche diésel.
Ante esto, y como un fallo recurrente, se encuentra el de la retroalimentación, una avería que sucede cuando una fuga provoca que pase aceite del turbocompresor al canal de admisión del gasóleo, de manera que entra aceite en la cámara de combustión y se utiliza el propio aceite como combustible en lugar de como lubricante.Suscríbete a nuestro canal de Youtube
En ese momento el ralentí empieza a elevarse, el motor se acelera y cuanto más rápido gira más aceite absorbe. Y así se sigue acelerando el motor hasta alcanzar el régimen máximo de giro de manera incontrolada. Con el coche parado y el motor girando como si tuviera el acelerador bloqueado a fondo, es cuestión de minutos que el motor acabe gripando.
Es por esto que para dar solución a esta (y otros tipos de fallos), lo mejor que podemos hacer es mantener las revoluciones en