El término «influencer» se ha convertido en una palabra clave de nuestra generación, especialmente en las redes sociales. Estos personajes no solo captan la atención y el elogio del público, sino que su influencia se traduce en beneficios económicos significativos. Esta dinámica ha impulsado el crecimiento de la moda rápida y el greenwashing, donde los influencers promueven marcas que a menudo exageran sus esfuerzos ambientales para vender más productos. Este fenómeno plantea un serio dilema ético y sostenible, ya que los influencers tienen el poder de moldear las percepciones y comportamientos de consumo, a menudo en detrimento de la sostenibilidad.
El fast fashion bajo el influjo de los influencers
La creciente influencia de los influencers en las plataformas sociales ha sido un catalizador clave en el auge de la moda rápida. Personajes como Cardi B y otros influencers de moda masculina, que colaboran regularmente con marcas como Fashion Nova y Zara, han contribuido significativamente a este crecimiento. Un estudio de la Fashion Retail Academy reveló que el 54% de las personas encuestadas consideran que los influencers son responsables, al menos en parte, del auge de la moda rápida. Este fenómeno es particularmente preocupante porque muchos influencers se asocian con marcas que no solo promueven la moda rápida, sino que también incurren en prácticas de greenwashing.
El greenwashing en la moda rápida
El greenwashing, práctica en la que las marcas exageran o mienten sobre sus esfuerzos ambientales, se ha vuelto común en la industria de la moda rápida. Ejemplos notables incluyen la línea Conscious de H&M y otras marcas que promocionan colecciones «sostenibles» que en realidad no lo son. Incluso cuando se hacen esfuerzos genuinos hacia la sostenibilidad, como el compromiso de H&M de usar tejidos sostenibles para 2030, la esencia del modelo de negocio de la moda rápida , la producción rápida y masiva, sigue siendo intrínsecamente insostenible.
Influencers y decisiones éticas
Con ganancias que pueden alcanzar entre 28 y 56 mil dólares por publicación, no es sorprendente que algunos influencers opten por promocionar marcas de moda rápida. Sin embargo, esta decisión plantea importantes cuestiones éticas. Algunos influencers conscientes del impacto ambiental de la moda rápida han comenzado a promocionar marcas más sostenibles, aunque esto a menudo implica una reducción en sus ingresos. Esta elección plantea la pregunta crítica: ¿los valores personales están en venta?
Un ejemplo reciente de influencia positiva en la moda rápida y la sostenibilidad es Brett Staniland, ex concursante del reality show «Love Island». Staniland se ha destacado por su activismo en las redes sociales sobre el impacto climático de la industria de la moda. En un giro notable, rechazó la ropa gratuita ofrecida por el patrocinador de moda rápida del programa, optando por usar su propia ropa. A pesar de ser contactado regularmente por marcas de moda rápida y poco sostenibles para promocionar sus «credenciales verdes» a sus 100,000 seguidores de Instagram, Staniland se mantiene firme en sus principios. «Soy muy consciente de que están usando mi imagen para el lavado verde», dice, destacando la necesidad de alinear su trabajo con marcas que se ajusten a sus valores de sostenibilidad.
Este caso resalta la importancia de una influencia ética en el mundo de la moda, donde influencers como Staniland pueden desempeñar un papel crucial en la promoción de prácticas sostenibles y en la concienciación sobre el impacto ambiental de la moda rápida. Su postura ofrece un ejemplo esperanzador de cómo los influencers pueden usar su plataforma para fomentar un cambio positivo en la industria, rechazando el greenwashing y alineándose con valores de sostenibilidad más auténticos.
Reflexiones sobre moda rápida, influencia y sostenibilidad
Como consumidores, tenemos la responsabilidad de cuestionar y evaluar críticamente los productos y marcas que los influencers promueven. Es esencial reconocer y dejar de apoyar a aquellos influencers que no comparten valores de sostenibilidad, optando en cambio por marcas que se alinean con nuestros principios éticos y ambientales.
La interacción entre influencers, moda rápida y greenwashing revela una compleja red de influencia, ética y sostenibilidad. Mientras que los influencers tienen el potencial de guiar tendencias y comportamientos de consumo, su papel en la promoción de prácticas insostenibles y engañosas plantea serios desafíos éticos. Es crucial que tanto influencers como consumidores se vuelvan más conscientes de las implicaciones de sus elecciones.
Mirando hacia el futuro, se abre un camino hacia una mayor responsabilidad y transparencia. Los influencers tienen la oportunidad de liderar el cambio hacia prácticas más sostenibles, utilizando su plataforma para promover marcas éticas y conscientes del medio ambiente. Del mismo modo, los consumidores deben ejercer su poder para influir en la industria a través de decisiones de compra informadas y éticas. Este cambio de paradigma no solo es necesario para el bienestar ambiental, sino también para fomentar una industria de la moda más ética y responsable.
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