Hyundai está viviendo una época muy dulce desde hace unos años, habiéndose asentado totalmente en el mercado europeo gracias a productos frescos, de calidad y que gustan mucho a los consumidores. Hace unos meses pudimos conocer la segunda generación del Hyundai Kona en su presentación, y ahora, por fin, hemos podido probarlo con calma durante una semana.
En la primera toma de contacto condujimos el nuevo Kona con el motor híbrido convencional, pero me quedé con las ganas de probar la versión mecánica más convencional. Bienvenidos a la prueba del Hyundai Kona 1.0 T-GDi 120 CV, con el añadido de la etiqueta Eco gracias a que lleva un sistema de 48 voltios. El acabado es el Tecno. Por cierto, el Kona está disponible desde 25.190 euros.
El diseño del Hyundai Kona es atrevido, pero no estridente
Este nuevo Hyundai Kona utiliza la plataforma del modelo anterior, pero convenientemente evolucionada y revisada. Esto significa que sigue aceptando motores tradicionales, electrificados y totalmente eléctricos. Los veremos más adelante. En cuanto a las dimensiones, crece un poquito para situarse en los 4,35 metros de largo, alargando también la distancia entre ejes para dar más espacio a los ocupantes.
Estéticamente es muy distinto al anterior, con una línea más futurista y una presencia más ancha. Del frontal podemos destacar la banda de iluminación LED diurna, con los proyectores principales en las esquinas, que también queda expuesta a más golpes, todo hay que decirlo, o la parrilla activa inferior que abre o cierra en función de las necesidades de refrigeración.
Algo que sí mantiene el nuevo Kona del modelo anterior son los característicos pasos de rueda. Enormes, de formas muy marcadas y envolviendo tanto los faros delanteros como los pilotos traseros. Esto tiene una contrapartida, y es que las ruedas siempre parecen muy pequeñas. En este caso llevamos llantas de