Hace ya dos años que el grupo Stellantis decidió eliminar los motores de combustión en las versiones turismo de sus principales vehículos comerciales. Es decir, un cliente ya no podía adquirir un Citroën Berlingo, un Peugeot Rifter o un Opel Combo para su uso particular, como cualquier otro coche, con un motor diésel o gasolina.
Tenía que comprarlo con motor eléctrico o bien adquirirlo con los motores tradicionales pero con la homologación N1, que tiene desventajas y limitaciones, como una menor velocidad máxima autorizada o pasar con más frecuencia la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) entre otros.
No parecía la mejor estrategia para el Citroën Berlingo y sus modelos hermanos
Fuimos muchos los que lo consideramos un error, pues para los particulares, que en el 99,9% de los casos compran los vehículos con homologación M1 (la normal para un turismo, por así decirlo), una pequeña furgoneta la adquieren para la familia y/o para viajar con un gran espacio interior y de carga. Ni que decir tiene que en este tipo de vehículos se aprovecha mucho mejor el espacio que en cualquier SUV.
Lógicamente, ese porcentaje de clientes que buscaban una pequeña furgoneta para su uso personal, familiar y de aventura, como el Citroën Berlingo, se quedan sin alternativa dentro del fabricante Stellantis, que además son las opciones que mejor fama han tenido en las últimas décadas. Por suerte para este público concreto, otros fabricantes sí han seguido ofreciendo modelos similares.
Motores Diésel de 100 y 130 CV para el Berlingo, el 1.5 BlueHDi
Parece ser que, por fin, Citroën ha reconocido su error. Bien sea por escuchar a sus clientes o, tal vez, porque sus cuentas no han mejorado. Es cierto que emiten más emisiones contaminantes y eso no es un favor para la marca, pero si aun viéndose obligados a subir el precio tienen una