Ya está en los cines de toda España FERRARI, la nueva película dirigida por Michael Mann y protagonizada por Adam Driver y Penélope Cruz, que narra la vida de Enzo Ferrari. Basada en el muy recomendable libro «Enzo Ferrari: el hombre y la máquina», se trata de una película biográfica centrada en un período muy concreto de la historia de la marca del cavallino y de su fundador. En concreto, en lo acontecido en el verano de 1957, diez años después de que Enzo Ferrari (interpretado por Adam Driver) y su esposa Laura (Penélope Cruz en la película), con quien se había casado en 1923, crearan la marca Ferrari para la producción de vehículos en serie a partir de la Scuderia Ferrari que el propio Enzo, por aquel entonces piloto de Alfa Romeo -y de los que ganaban carreras- había fundado en 1929.
Otros actores y actrices que aparecen en la película son Emmy Shailene Woodley en el papel de Lina Lardi, la amante de Enzo Ferrari; Patrick Dempsey y Jack O’Connell en el papel de los pilotos Piero Taruffi y Peter Collins, respectivamente; y Gabriel Leone interpretando a Alfonso «Fon» De Portago. Sin olvidarme del pequeño cameo de un español muy conocido entre los aficionados al mundo del motor (y hasta aquí puedo leer).
FERRARI no es una película de coches…
Cuando supe del estreno de la película FERRARI enseguida me la apunté como «futurible» e «imprescindible»… pero para tomármelo sin prisa. El trailer no me emocionó mucho, la verdad. Tenía claro que haría por ir a verla al cine, aun sabiendo que quizás no me iba a encontrar lo que esperaba. No sería la primera vez, porque los trailer, seguro que estás conmigo, muchas veces -la gran mayoría- no reflejan lo que de verdad te vas a encontrar luego en la gran pantalla. Pero cuando me propusieron ver FERRARI en un pase privado antes del estreno no me lo pensé dos veces.
Que el director sea Michael Mann era para mí todo un aliciente y, en cierto modo, una garantía. Creo que he visto todas sus películas, me cuesta encontrar alguna que no me guste y, en concreto, una de ellas, Heat, está entre el «top 10» de mis películas favoritas de todos los tiempos. Además, también dirigió Le Mans ’66, la última que se ha hecho de coches que realmente me gusta. La presencia de Penélope Cruz en el reparto, sin embargo, no me suponía en absoluto un reclamo; no es una actriz que me guste particularmente, aunque tengo que reconocer que aquí me ha sorprendido: la oscarizada actriz española lo borda interpretando a la atormentada -motivos tenía para ello- esposa de Enzo Ferrari.
Llegados a este punto, tengo que insistir de nuevo: FERRARI no es una película de coches. Al menos, no al estilo de películas como la mencionada Le Mans ’66, Rush o Días de Trueno. Tampoco te sumerge en el mundo de la competición como Grand Prix, la película de 1966 dirigida por John Frankenheimer, que es lo que yo me pensaba que me iba a encontrar. Más bien es del estilo de «Tucker, un hombre y su sueño«, de Francis Ford Coppola, también un biopic de un hombre, Preston Tucker, en este caso empeñado en luchar contra los gigantes de la industria con un coche muy adelantado a su época.
… aunque los coches también son protagonistas
FERRARI cuenta, y perdón por repetirme, una historia. Un relato basado en hechos reales en la que el peso lo llevan las personas que protagonizan la historia, y los coches son inevitables, porque forman parte de la misma. Por ello no debes ponerte nervioso si ibas pensando en ver una película de coches y, pasados los primeros quince minutos, ves que todavía no han hecho acto de presencia. Porque la trama va cogiendo fuerza y los coches aparecen.
Enseguida te metes en la trama. Si no conoces nada de la historia de Ferrari, la película te gustará. Y si la conoces, seguro que coincides conmigo en que la época que narra está muy bien llevada a la gran pantalla. Por un lado tenemos a un Enzo Ferrari presionado por los apuros económicos que a punto llevan su marca a la quiebra y a la vez obsesionado por que sus coches ganasen carreras; es mítica su frase «otros compiten para vender más coches, nosotros fabricamos y vendemos coches para seguir compitiendo y ganando carreras». Por otro lado su mujer, en un papel mucho más desconocido, con mucho peso sobre la compañía -prácticamente era la directora financiera-, enfrentándose a la muerte de su hijo Dino y, por si esto fuera poco, descubriendo la doble vida que lleva su marido.
Y aquí es donde, por fin, entran en acción los coches. Para salvar la reputación de la marca, Enzo Ferrari se lo juega todo en la Mille Miglia. La recreación de la prueba y del ambiente que se vivía en la legendaria carrera de resistencia que se realizaba en carreteras abiertas al tráfico desde treinta años antes -recuerda, estamos en 1957- es fantástica en cuanto al escenario, el público y los propios bólidos. No falta realismo en los coches, aunque quizás sí en la forma de recrear la competición: en este tipo de carreras ni los rivales ni los propios compañeros de escudería iban tan juntos ni tenían tantos «cara a cara». Aun así, y aunque no es el objetivo de la película, se refleja a la perfección lo que era competir en esa época, en coches sin más protección que un pequeño parabrisas para desviar el viento y en la mayoría de los casos con pilotos vistiendo la misma ropa con la que podrían ir por la calle.
¿Que si me ha gustado FERRARI? La verdad es que sí. Menos de lo que me esperaba antes de entrar en el cine, y más de lo que podría pensar tras ver los primeros quince minutos. Pero también te diré una cosa: creo que se queda corta a la hora de presentar a Enzo Ferrari como un hombre… de fuerte carácter, por decirlo de una forma políticamente correcta. Y tiene fallos que para muchos no tendrán importancia, pero sí para los aficionados al automovilismo, sobre todo al tratarse de una película histórica. Por ejemplo, la aparición de Alfonso de Portago ofreciéndose para pilotar para Ferrari como si el piloto español no hubiera tenido relación antes con La Scudería, cuando antes de participar en la fatídica edición de las Mille Miglia de 1957 -y no te cuento más, por si no conoces la historia y vas a ver la peli-, en realidad el piloto español había disputado cinco Grandes Premios de Fórmula 1 con Ferrari.