A muchos no les gustan los coches ECO, los que funcionan con electricidad y baterías, y siguen prefiriendo el puro motor de combustión. Sin embargo, hubo un proyecto que quizás no conoces y que puede resultar interesante incluso para los más puristas del motor, un monoplaza de competición muy verde en su fabricación y cuyo motor funcionaba con chocolate… más o menos.
En 2009, la Universidad de Warwick sorprendió al mundo con un avance tecnológico sin precedentes como el que he descrito en el primer párrafo. Nada más y nada menos que un F3 o Fórmula 3 cuyo combustible procedía del chocolate, y muchas de sus partes estaban fabricados en materiales como la soja. A pesar de lo que muchos puedan pensar, era potente, y podía alcanzar velocidades de hasta 235 km/h, un hito en la adopción de tecnologías ecológicas en la industria automotriz.
Este vehículo revolucionario fue parte del proyecto WorldFirst, una iniciativa del Warwick Manufacturing Group (WMG) y el Warwick Innovative Manufacturing Research Centre. El monoplaza de Fórmula 3 fue construido con componentes ecológicos, demostrando así el potencial de las tecnologías verdes en la industria automotriz, para un desarrollo más sostenible en el sector de la movilidad.
Su carrocería estaba hecha de patata, el volante de zanahoria, el asiento de soja y los frenos de enarcado. Las fibras vegetales se combinaban con resinas para producir piezas resistentes a los impactos, mientras que los aceites del chocolate se refinaban para producir combustible, un tipo de biodiésel que permitía al poderoso motor llegar a esa velocidad punta tan llamativa para un coche de estas características. Además, los aceites lubricantes también estaban fabricados con aceites vegetales, algunos derivados de los residuos de la industria del chocolate o de otros sectores para su aprovechamiento. Por otro lado, destacar que también contaba con un radiador recubierto