Los coches eléctricos tienen un grave handicap: la autonomía. Aunque las baterias han aumentado su tamaño durante los últimos años, estamos viendo que no hay todavía una infraestructura de carga rápida que pueda asumir la demanda de energía de un gran parque de coches eléctricos. Así que una alternativa que ha surgido ha sido la de los extensores de autonomía. Para ello se ha creado un sistema que permite recargar la batería, si es necesario, sin conectarla a una toma de corriente: el extensor de autonomía.
Esta solución permite recargar la batería de manera eficiente, durante la conducción. El problema es que este sistema utiliza un motor de combustión que produce electricidad, que se almacena en la batería y permite que el coche continúe moviéndose, eso sí, en modo totalmente eléctrico.
Dirás que estamos hablando de un coche híbrido enchufable, que utiliza el motor de combustión y, en determinadas ocasiones, el motor eléctrico y puede funcionar sin emisiones contaminantes. Sin embargo, en los coches EREV, el motor de combustión no se utiliza como un modo de impulsar el vehículo, sino que se usa únicamente como forma de generación de energía.
Hay varios modelos que han comenzado a utilizar este sistema. Desde luego, genera menos emisiones contaminantes, ya que el motor funciona siempre a un régimen constante. Esto hace que sea más eficiente y que no haya picos de emisiones, sino que estas se mantienen constantes y por debajo de lo que produce un coche híbrido enchufable.
Equipan un pequeño depósito de gasolina que permite que funcione el motor de combustión y cargue la batería. Este motor no funciona de manera constante, sino que solo se activa cuando el nivel de la batería es muy bajo. Es posible que no llegue a utilizarse nunca, por lo que se trata de un sistema de emergencia que ayuda a llegar hasta un cargador que permite cargar la batería de forma adecuada.
Sin embargo, esta medida de emergencia hace que el coche siga dependiendo de la gasolina y además, en algún momento genere emisiones contaminantes. Aún así, este tipo de vehículos tendría la etiqueta medioambiental 0 de la DGT. Eso sí, siguen contando con un motor eléctrico.
Ventajas de los vehículos EREV
Estos vehículos con autonomía extendida tienen la ventaja de que solo funcionan con el motor eléctrico. De esta manera, el desgaste que se produce es idéntico al de los coches eléctricos puros. No hay muchas partes mecánicas y se puede conducir con mucha facilidad. El motor de combustión queda relegado a la función de generador, y solo en momentos de necesidad.
No hay muchos modelos que equipen este tipo de solución para incrementar la autonomía. Normalmente, son más caros que los eléctricos puros y no se suelen contemplar en la oferta de los fabricantes, sobre todo, en los europeos.
Teniendo en cuenta que el nuevo EQS 2025 ya ofrece incluso más de 800 km de autonomía WLTP ¿Es realmente necesario equipar este modelo con un extensor de autonomía? Todo apunta a que no
Pero en el mercado asiático se han convertido en una solución muy práctica para varios de sus modelos. China ofrece varios modelos con este tipo de solución de incremento de la autonomía, mientras que en Europa no se contempla esta solución, por contar con una legislación más restrictiva en lo que respecta al uso de motores de combustión.
Uno de los últimos ejemplos de este tipo de vehículos es el Voyah Free 318, una versión con este tipo de tracción eléctrica con extensor de autonomía que consigue hasta 318 kilómetros, según el ciclo CLTC, solo con su batería y que con ayuda del extensor puede moverse muchos kilómetros más, solo con rellenar el depósito de gasolina.
Por el momento, las marcas europeas no consideran esta solución, que podría ser una buena solución para pomover el vehículo eléctrico hasta que haya una infraestructura sólida de cargadores rápidos.