Cuando comienzas las clases prácticas con el coche, una de las cosas que más suelen suceder es que el coche se te cale. Esto es muy normal, especialmente cuando el coche está parado y reemprendes la marca. Otra situación que le cuesta incluso a algunos conductores más veteranos es en las pendientes, cuando te tienes que detener en una y debes acelerar sin que el coche retroceda.
La verdad es que en la actualidad existen ya asistencias electrónicas o ayudas que permiten realizar estas tareas de forma automática, y que así el conductor lo tenga todo más fácil. Sin embargo, como el calado suele ser algo habitual, vamos a explicar qué es y por qué ocurre.
¿Qué es el calado?
Un coche se cala cuando el motor se detiene abruptamente, interrumpiendo el flujo de potencia que impulsa las ruedas. Este fenómeno, aparentemente simple, esconde en su interior un proceso algo complejo. Además, he comentado que suele suceder por un mal control del embrague y el acelerador, pero no siempre es por eso, un coche también se puede ahogar o calar por otros motivos:
Uno de los motivos por los que se puede calar el motor es cuando bajan demasiado las revoluciones del motor (RPM), y esto hace que el ciclo termodinámico, se vaya deteniendo, llegado hasta un punto en el que la inercia no es suficiente para que el ritmo de los pistones siga.
Estas revoluciones no solo bajan por problemas al usar el embrague y el acelerador, o por frenadas fuertes, también puede suceder por problemas en la mezcla de aire-combustible incorrecta, por problemas en el sistema de encendido del motor, problemas del sistema de alimentación de combustible, y por problemas en el escape etc. Es decir, cosas que escapan del control del conductor…
El volante de inercia del motor, si lo tiene, puede influir