Los incendios forestales han resurgido en el oeste de Canadá, provocando evacuaciones y forzando a una de las mayores compañías petroleras del país a reducir su producción. En medio de una ola de calor sofocante en Alberta, estos incendios siguen un patrón de destrucción que ya costó a la economía canadiense cerca de $10 mil millones el año pasado. Este artículo analiza las causas y consecuencias de estos eventos climáticos extremos.

Un ciclo de destrucción y pérdidas económicas

Los incendios forestales han vuelto a azotar el oeste de Canadá, específicamente la provincia de Alberta, durante una intensa ola de calor. Estos incendios han obligado a evacuaciones masivas y a Suncor Energy, una de las mayores compañías petroleras del país, a reducir su producción en un campo petrolífero cercano al fuego y evacuar a los trabajadores no esenciales.

Las condiciones actuales, caracterizadas por un clima caliente y seco, han intensificado estos incendios. En 2023, Canadá sufrió 6,132 incendios que quemaron más de 45 millones de acres, un área mayor que Florida, lo que resultó en pérdidas económicas cercanas a los $10 mil millones. El gobierno de Alberta advirtió sobre un comportamiento extremo del fuego y retiró a los bomberos del bosque debido a la intensa humareda.

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La creciente frecuencia de incendios forestales

Los científicos atribuyen el aumento de estos eventos extremos al cambio climático, que seguirá ejerciendo presión sobre las finanzas gubernamentales e industriales, además de los sistemas de respuesta de emergencia y de salud. Jonathan Wilkinson, ministro de recursos naturales de Canadá, destacó que el cambio climático es un factor significativo en la intensidad y frecuencia de los incendios, señalando una tendencia alarmante y predecible hacia incendios más severos.

El año pasado, el gobierno provincial gastó casi $650 millones en la lucha contra los incendios y este año ha añadido más de $350 millones a un fondo de contingencia para desastres naturales. Más de 6,000 bomberos, personal de apoyo y contratistas, provenientes incluso de lugares tan lejanos como Sudáfrica, se congregaron para controlar los incendios. Sin embargo, más de 50 incendios continuaron ardiendo durante los meses de invierno.

La amenaza para las comunidades indígenas

Los incendios no solo han afectado a las industrias, sino también a las comunidades locales, especialmente a las indígenas. En Fort Chipewyan, un asentamiento indígena a 180 millas al norte de Fort McMurray, los incendios del año pasado se acercaron a tan solo 5 millas del poblado. Cecilia Adam, una residente de 69 años, tuvo dificultades para respirar debido al humo denso, necesitando inhaladores para sobrellevar el verano. Varias comunidades indígenas han invertido miles de dólares en purificadores de aire y unidades de aire acondicionado para proteger a los ancianos del humo.

Jean L’Hommecourt, una anciana de la Nación Denesuline de Fort McKay, expresó que aunque aprecia el nuevo equipo instalado por el consejo de su grupo, el ruido es molesto y no resuelve el problema subyacente de los veranos llenos de humo y la constante amenaza de evacuación. «Es un nuevo estrés ahora», dijo.

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Consecuencias para la salud y el medio ambiente

Las consecuencias del humo han sido generalizadas. Nubes de humo de los incendios en Canadá se han extendido por toda América del Norte, llegando a ciudades como Nueva York y Washington, D.C.. En Nueva York, el humo denso provocó un aumento del 45% en las visitas a urgencias por asma durante dos días en junio del año pasado.

Un estudio del Instituto Canadiense del Clima estimó que la provincia más poblada de Canadá, Ontario, sufrió casi $1 mil millones en costos durante una semana de junio del año pasado debido a los incendios, considerando los costos de hospitalizaciones y la pérdida de productividad por personas que tuvieron que quedarse en casa. Según Ryan Ness, director del Instituto Canadiense del Clima, estos costos se convertirán en una parte persistente de la economía a medida que más incendios continúen ardiendo. «Canadá necesita prepararse para un futuro de fuego«, afirmó.

Un futuro incierto y desafiante

La situación actual subraya la urgente necesidad de políticas eficaces para mitigar los efectos del cambio climático y prepararse para futuros eventos extremos. La creciente frecuencia e intensidad de los incendios forestales en Canadá no solo representan una amenaza inmediata para las comunidades y la economía, sino que también plantean desafíos a largo plazo para la sostenibilidad y la resiliencia del país.

Mientras tanto, el gobierno y las industrias deben trabajar juntos para desarrollar estrategias que minimicen el impacto de estos desastres naturales y protejan tanto el medio ambiente como la salud pública. La implementación de medidas preventivas y la inversión en tecnologías de respuesta rápida serán cruciales para enfrentar los desafíos que se avecinan en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático.

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