En el informe anual del segundo trimestre de 2024, BASF ha dado a conocer su decisión de paralizar temporalmente la construcción de una nueva planta de reciclaje de baterías en la localidad catalana de Tarragona. La compañía ha asegurado, no obstante, que están listos para retomar este proyecto tan pronto como la capacidad de producción de celdas y la adopción de vehículos eléctricos tomen de nuevo impulso en Europa.
En julio de 2023, BASF anunció su intención de construir una planta de reciclaje de materiales procedentes de baterías de vehículos eléctricos en Tarragona. La compañía alemana dio a conocer entonces la noticia poco después de que la Comisión Europea otorgara un total de 3.6 mil millones de euros para 41 proyectos de tecnología limpia. En ese momento, se indicó que la tecnología que se emplearía en la nueva planta tarraconense permitiría tasas de recuperación de litio muy altas.
El freno en el proceso de transición hacia la movilidad eléctrica que estamos viviendo en los últimos trimestres, y el hecho de que las baterías de los vehículos eléctricos están teniendo una vida útil mucho mayor de lo que se preveía hace algunos años, están afectando no obstante a la viabilidad de los proyectos de construcción de nuevas plantas de reciclaje de baterías.
Una pausa solo temporal
En BASF se muestran, sin embargo, confiados en que la transición hacia la movilidad eléctrica en Europa volverá a coger impulso y, es por ello, que el reciclaje de los componentes químicos de las celdas de las baterías seguirá suponiendo una oportunidad de negocio significativa.
BASF cuenta ya actualmente con una de estas plantas en Schwarzheide, Alemania. La compañía se encuentra actualmente desarrollando allí y optimizando procesos y procedimientos para reciclar las materias primas de las baterías viejas, con el objetivo de usar en el futuro esta tecnología a gran escala en Tarragona. BASF también produce materiales para el cátodo de nuevas baterías en Schwarzheide.
Según explican los responsables de la planta, su capacidad de producción está actualmente incrementándose. La intención de BASF, por otro lado, es destinar su planta alemana al procesado de materiales primarios procedentes de otra planta situada en la localidad finlandesa de Harjavalta. La construcción de esta última ha sido, no obstante, retrasada por complicaciones legales, y eso ha obligado a la compañía a asegurar el mantenimiento de las operaciones en Schwarzheide mediante contratos temporales con proveedores externos.