Siempre nos centramos en los combustibles convencionales, pero existen más posibilidades ahí. En este artículo lo que haremos será centrarnos en el etanol, uno de los combustibles que puede mejorar a los actuales en algunos aspectos, aunque también tiene sus limitaciones.
Además, veremos las diferencias entre el etanol y el biodiésel, pese a sus similitudes en cuanto a la fuente de donde se obtiene…
¿Qué es el etanol?
Al igual que el petróleo es un producto que proviene del plancton prehistórico, la tecnología actual también nos permite obtener otros combustibles de las grasas o aceites vegetales como el biocombustible, o de los alcoholes como es éste el caso. Uno de estos combustibles es el etanol, un alcohol que se obtiene principalmente a partir de la fermentación de azúcares presentes en plantas como la caña de azúcar, el maíz, soja, o la remolacha blanca. Es un líquido incoloro, inflamable y miscible en agua.
Ya hace más de un siglo que Rudolph Diesel creó un motor de Ciclo Diésel que funcionaba precisamente con un aceite vegetal como combustible. Es decir, el primer motor diésel fue con biodiésel, y no con petrodiésel como se cree en la mayoría de los casos. Este motor siguió siendo popular hasta nuestros días, aunque el aceite vegetal como combustible no tuvo el mismo éxito, dejándolo de lado durante décadas, hasta que ahora se ha vuelto a recuperar el biodiésel.
En el caso del etanol, que no es un aceite, sino un alcohol como he mencionado antes, también se puede utilizar como combustible de manera pura o mezclado con gasolina (formando el llamado gasohol). Su uso como combustible se basa en su capacidad de quemarse y liberar energía, al igual que la gasolina.
Actualmente, este etanol se mezcla con la gasolina procedente del petróleo, con distintas proporciones, en función del etanol que contenga. Ya