El Renault Arkana tiene dos de las características más demandadas hoy en día entre los usuarios que buscan un coche nuevo: carrocería SUV y mecánica híbrida. Que cumplan estas condiciones hay un buen número de opciones en el mercado. Pero si además añadimos que tenga una silueta coupé, que cada vez está más de moda,y que el precio se mueva entre los 30.000 y los 35.000 euros, la lista se reduce tanto que podríamos contarlos con los dedos de una mano.
Con estas premisas entraría en una hipotética lista de candidatos el el nuevo Toyota C-HR. Y sin una línea tan marcadamente coupé también podríamos añadir coches que desprenden un cierto halo de deportividad, más por su tacto al volante que por su diseño, como pueden ser el CUPRA Formentor y el Alfa Junior. A partir de aquí, subiendo un par de peldaños en precio, dentro de la propia gama Renault está el nuevo Rafale. Y ya pasamos a modelos de marcas premium que requieren partir de un presupuesto por encima de los 50.000 euros, como es el caso de los BMW X2 o Audi Q3 Sportback.
Pues bien, el Renault Arkana E-TECH es el único SUV coupé híbrido que está disponible por debajo de la barrera de los 30.000 euros. Y esta es, sin duda, una de las claves de su éxito; no solo en el mercado español, donde se comercializa desde 2021, sino también en Europa. Un modelo que experimentó una ligera actualización en el verano del año pasado, incluyendo como principal novedad la llegada a la gama de la versión esprit Alpine, que es justo la que hemos probado.
Arkana esprit Alpine: un diseño que entra por los ojos
Tengo que reconocer que el Arkana me gusta ahora mucho más que antes del restyling, a menos en esta versión esprit Alpine. Cierto que los retoques en la actualización fueron mínimos: parrilla, nuevo logo, eliminación de los cromados y grupos ópticos traseros ligeramente tintados. Pero los elementos adicionales de los esprit Alpine le sientan de maravilla, así como esta combinación de carrocería en color blanco perlada y con el techo negro. Claro que elegir el acabado esprit Alpine supone pasar por caja: en concreto, son 3.500 euros más que el acabado intermedio techno, que es el que me parece más recomendable.
¿Qué añade el esprit Alpine por ese sobreprecio? Pues un montón de detalles estéticos exteriores e interiores más el paquete winter, que incluye asientos delanteros eléctricos y calefactados (el del conductor con ajuste lumbar) y volante calefactado. Así, el Arkana sprit Alpine se distingue por algunas aplicaciones con detalles en negro brillante; por las llantas de 19 pulgadas en acabado bitono (con un diseño que a mí particularmente me parece demasiado recargado); los magníficos asientos deportivos tapizados en una combinación de Alcantara y una microfibra denominada ECOTEP; los anagramas bordados en los respaldos; los pespuntes tricolor en los asientos, paneles de las puertas, volante y cinturones de seguridad; y el acabado efecto pizarra en las inserciones decorativas del salpicadero.
Lo dicho, si buscas ese punto diferenciador y puedes pagarlo, el esprit Alpine es el «tuning de marca» perfecto. Pero si no, la versión techno merece la pena frente al evolution, y te ahorras un buen pellizco frente al esprit Alpine… que puedes invertir -todo o en parte- en los paquetes opcionales que te interesen. Tienes uno de ayudas al aparcamiento (870 euros), el pack de audio Bose (720 euros), el mencionado pack winter (520 euros), el techo de color negro (450 euros) o el techo panorámico practicable con la apertura tipo spoiler (1120 euros). Además, hay un gran número de opciones disponibles como accesorios de concesionario, desde portabicis, bola de remolque, organizadores multifunción para el interior o el maletero, paquetes de personalización exterior, protectores de asientos e incluso un kit de iluminación LED bajo la carrocería.
Interior: más espacio de lo que parece y notable en multimedia
El restyling del Arkana no aporta cambios significativos de puertas hacia dentro. En esta versión esprit Alpine se pone más en evidencia el contraste entre las zonas con materiales de buena calidad visual y táctil y las que recurren a plásticos duros, pero el acabado general es correcto. Ya he dicho, pero no me importa repetirlo, que los asientos de este acabado me parecen magníficos, y también el volante, aunque el precio a pagar es alto. La instrumentación es digital, con una pantalla de 10,2 pulgadas, mientras que la del sistema multimedia es de 9,3 pulgadas, situada en posición vertical (en los Arkana menos equipados las pantallas son de 7 pulgadas en ambos casos).
Una cosa que me gusta del Arkana es que conserva mandos físicos para muchas funciones, con una hilera de botones bajo la pantalla táctil (programas de conducción multisense, cámara de vídeo, asientos calefactables, activación del aparcamiento automático o modo EV), los mandos giratorios de muy fácil manejo para el sistema de la climatización y botones adicionales en el salpicadero a la izquierda del volante (activación del sistema de mantenimiento de carril, volante calefactado, control de altura de las luces y regulación de la intensidad luminosa del cuadro).
La pantalla del sistema multimedia no es muy grande para lo que estamos empezando a acostumbrarnos, y tampoco destaca por su resolución. Pero hace bien lo que tiene que hacer: reaccionar de forma correcta a las órdenes táctiles y, sobre todo, ofrecer un manejo muy fácil e intuitivo. Y eso que no es el sobresaliente sistema de última generación basado en Google Auto que ya llevan los Austral o el nuevo Captur. Además de los huecos habituales para portabebidas o de la bandeja para la carga inalámbrica del móvil hay un hueco aprovechable entre los asientos, con un reposabrazos deslizante que permite adoptar una postura muy cómoda al volante.
A pesar de su línea coupé, las plazas traseras son muy aprovechables. La línea descendente del techo no condiciona el acceso y hay espacio suficiente para que dos adultos viajen sin apreturas, aunque el espacio para las piernas no sea su punto fuerte. A la hora de llevar maletas el Arkana se beneficia del gran hueco que deja el portón, y de un maletero de formas muy regulares. Las versiones E-TECH pierden unos 35 litros de capacidad frente a las variantes con motor de combustión e hibridación ligera, pero sus 480 litros siguen siendo una buena cifra, y el piso se puede colocar en dos alturas para compartimentar la carga. Opcionalmente, por 200 euros se puede instalar una rueda de repuesto de emergencia, que se coloca debajo del piso.
Al volante del Renault Arkana E-TECH: más eficiente que deportivo
He conducido el Arkana E-TECH en todo tipo de situaciones: ciudad, carreteras de montaña, recorridos interurbanos y un par de viajes largos por autopista, y lo que más me ha llamado la atención es lo poco que gasta. Lo que menos me gusta es algo que le pasa prácticamente a todos los coches híbridos no enchufables, pero que en el Arkana he notado más que en otros: cuando la carretera se pone cuesta arriba o si conduces exigiendo mucho al motor la batería se descarga y se nota claramente una pérdida en la capacidad de empuje y aceleración.
Pero tranquilo, no es nada preocupante. Como te digo, esto solo sucede en situaciones muy concretas que no son habituales en la conducción diaria, y además es algo puntual: en el momento en el que puedes volver a levantar el pie del acelerador y dejar que el sistema de recuperación de energía trabaje, la batería vuelve a cargar enseguida. Precisamente relacionado con esto encontramos una de las pocas novedades técnicas del Arkana E-TECH en este restyling: Renault ha añadido un modo «E-SAVE» que mantiene la capacidad de la batería en un 40% y no deja que baje de ahí. De esta manera, aunque sea a costa de aumentar ligeramente el consumo, puedes seleccionar el modo «E-SAVE» si no quieres perder prestaciones cuando toca exigir al motor.
En cuanto al consumo, con el Arkana E-TECH es muy fácil gastar poco combustible aunque no te lo propongas. La media en recorridos urbanos y vías de circunvalación, donde es un coche muy agradable de conducir por el empuje que aportan el motor eléctrico, está prácticamente siempre en torno a los 5 l/100 km. Y viajando a ritmo tranquilo por autopista gasta menos que otros coches híbridos: entre 6,5 y 7 l/100 km. Renault dice que, si las condiciones acompañan, es posible que el sistema trabaje hasta un 80% del tiempo en modo eléctrico. Puede parecer mucho para un híbrido no enchufable. Pero la verdad es que acabas viendo el testigo «EV» en la instrumentación mucho más tiempo que en cualquiera de sus rivales con tecnología híbrida.
Consumo: un «mechero» en ciudad
Como muestra el siguiente ejemplo: pude realizar un recorrido de 30 km por la M-40 madrileña partiendo con una autonomía de 180 km y un consumo medio de 5,2 l/100 km y llegar a destino con un consumo medio de 4,7 l/100 km y prácticamente la misma autonomía, al ir compensando la reducción de consumo medio el paso de los kilómetros. Eso sí, conduciendo en modo ECO, mimando el acelerador como si fuera de cristal, a velocidades entre 80-90 km/h y aprovechando un cierto efecto «one pedal». Aquí no hay distintos niveles de recuperación, pero cuando el sistema está recargando la batería es posible hacer que la intensidad de la recuperación disminuya acelerando muy ligeramente. Es algo que viene bien en algunas bajadas en las que si eliges el modo «B» del selector del cambio el coche se frena mucho, pero en «D» retiene menos de lo que te gustaría. Aunque, como te digo, requiere ir fino y muy pendiente del acelerador. Si no quieres complicaciones, lo mejor es conducir sin prestar atención al indicador de consumo y dejar que el coche lo haga todo en modo automático.
Por lo demás, el Arkana E-TECH resulta más cómodo que ágil, con un tacto al volante de coche más familiar que deportivo y, en cualquier caso, más «sólido» de lo que podrías esperar de un coche que, al fin y al cabo, tiene la misma plataforma que el Renault Clio. El trabajo de las suspensiones y el buen aislamiento del habitáculo favorecen el confort, y el funcionamiento de asistentes como el control de crucero activo con mantenimiento de carril o las luces largas automáticas facilitan mucho la conducción.
La duda principal a la hora de comprar un Arkana podría venir del lado de qué motor elegir, pues hay una variante TCe de 140 CV con cambio EDC e hibridación ligera (también con etiqueta ECO) que, a igualdad de equipamiento, cuesta unos 1.500 euros, ofrece unas prestaciones prácticamente equivalentes y algo más de maletero. Pero es tan suave y agradable de conducir en el día a día como el E-TECH híbrido… y consume en torno a 2 l/100 km más de media, por lo que el híbrido me parece la elección más acertada.