Radford Motors, la empresa de superdeportivos fundada por la personalidad televisiva Ant Anstead junto al campeón de Fórmula 1 Jenson Button, ha sido noticia recientemente por la declaración de bancarrota bajo el Capítulo 11 de la ley estadounidense. Esta situación ha generado un gran revuelo no solo en el mercado de coches de lujo, sino especialmente entre sus clientes, que siguen esperando los coches que pagaron por adelantado o, al menos, un reembolso que hasta la fecha no han recibido.
Radford Motors prometió fabricar únicamente 12 unidades del superdeportivo inspirado en el Lotus Type 62-2, un proyecto que buscaba revolucionar el sector con una propuesta de alta exclusividad y rendimiento. A pesar de las expectativas generadas, ninguno de esos vehículos ha sido entregado hasta la fecha, a pesar de que las primeras previsiones de entrega datan de finales de 2022.
El principio del fin para Radford: una sucesión de demandas
El anuncio de la quiebra no fue la única sorpresa que recibieron los clientes de Radford. Aquellos que invirtieron grandes sumas en el proyecto decidieron llevar a la compañía ante los tribunales. Entre esos casos está el del cirujano Scott Katzman y el concesionario Lamborghini Palm Beach, que desembolsaron más de un millón de dólares para adquirir un Type 62-2 Track Edition, el modelo más exclusivo del superdeportivo. Sin embargo, nunca recibieron el coche ni el dinero de vuelta.
Otro caso destacado es el del cliente Timothy Tasker, quien pagó un depósito de 101.000 dólares en 2022, pero se retractó de la compra al no ver avances en la entrega del vehículo. Aunque Radford prometió devolverle el dinero, Tasker nunca recibió ningún reembolso. Estos son solo dos ejemplos de las múltiples demandas que enfrenta la empresa, y que siguen acumulándose a medida que la situación financiera de Radford se deteriora.
Acusaciones y polémicas contra los