Polémico, muy polémico es hablar, o simplemente mencionar, la tracción delantera cuando nos rodeamos de BMW. La propia marca ha querido echar por tierra este pensamiento retrógrado lanzando el BMW Serie 2 Active Tourer, el primer monovolumen y el primero con tracción delantera de su historia. Para ver si el trabajo cumplía con lo prometido la marca nos ha invitado a la presentación estática.
Bajo una lona nos esperaba no sólo un cambio de filosofía en BMW, sino también un modelo que, ya desde la puerta, olía a éxito. ¿Sus claves? Un precio más contenido, espacio, equipamiento más completo y nuevos niveles y, por supuesto, aquello de ser una de las mayores novedades de la marca en los últimos años. Vamos a descubrirlo.
Discreto pero atractivo
El BMW Serie 2 Active Tourer no llama excesivamente la atención una vez posamos los ojos sobre su carrocería. Con colores serios puede pasar bastante desapercibido. Pero ello no significa que su diseño no sea atractivo, de hecho es de esos coches que ganan en vivo tras estudiar los extensos reportajes fotográficos. Las proporciones ganan enteros una vez lo tienes delante.
Tiene un morro con una punta bastante horizontal donde se colocan dos enormes riñones marca de la casa. Para la iluminación, posicionada en unos grupos ópticos de gran tamaño, se acude o bien a halógenos o directamente a LED. No hay opción a Xenón. Según BMW, para ellos pasa a la historia, y poco a poco veremos como la teoría va extendiéndose a lo largo de la gama.
Recorriendo la carrocería hacia atrás nos encontramos con dos volúmenes muy sutilmente diferenciados, para llegar a un techo no excesivamente alto. La monotonía la rompe una línea de tensión desde el paso de rueda delantero hasta el piloto trasero. Atrás, precisamente, es donde nos damos cuenta de que es un