Tras la reciente advertencia realizada por la FIA al respecto de que a partir del Gran Premio de Alemania se considerará ilegal el sistema de suspensiones interrelacionadas conocido como FRIC (Front to Rear Inter-Conected), la afición y prensa especializada esperábamos un mayor nivel de contestación ante lo aparentemente precipitado de la decisión y por supuesto, que la principal afectada, Mercedes AMG, mostrara su más absoluto rechazo.
Pero por estas cosas que hacen de la Fórmula 1 un mundo tan complicado de entender como peculiar y atractivo, la decisión federativa apenas ha alterado los planes de ninguno de los integrantes de la parrilla, ni siquiera de la escudería que hoy por hoy hace gala de una superioridad abrumadora frente a sus rivales, gracias entre otras circunstancias, a que los W05 de Brackley montan con éxito este sistema que dota de una enorme estabilidad en curva a los vehículos.
El FRIC, como ya es de sobra conocido, relaciona diagonalmente el comportamiento de los cuatro puntos de amortiguación del monoplaza, de manera que una alteración del suelo que afecte a la suspensión delantera izquierda, por ejemplo, se verá contrarrestada inmediatamente desde la posterior derecha. De la misma forma, una coyuntura que afecte a la rueda trasera izquierda, tendrá respuesta desde la anterior derecha.
Estamos por tanto ante un esquema enfocado a que el fondo plano del monoplaza mantenga en todo modo y condición sus constantes de inclinación y separación con respecto al piso del trazado, algo indispensable si se quiere extraer de él todo su potencial aerodinámico, fundamentalmente en la estibilidad del vehículo en el paso por curva, donde el inevitable cabeceo y balanceo pueden acarrear pérdidas de prestaciones considerables.
Aunque el FRIC no es nuevo pues ya se usó por la escudería Renault en la temporada 2008, se sospechó que lo podía estar utilizando Red Bull