Con una temperatura no demasiado alta y muy pocos espectadores en las gradas, el trazado de Hungaroring abría sus puertas para acoger la primera sesión de entrenamientos libres para el Gran Premio de Hungría, prueba que cerrará la mitad del calendario ya que en unos días se inicia el obligado parón veraniego regulado por normativa, que concluirá a finales de agosto con el Gran Premio de Bélgica.
Con la incógnita de cómo funcionarían los monoplazas sin el FRIC en un circuito corto (4.384 metros) y sucio donde abundan las curvas lentas y las necesidades de estabilidad y tracción son elevadas, la mayoría de escuderías concentraban sus esfuerzos en probar diferentes soluciones, en calibrar la aerodinámica de sus coches y en entender la selección de compuestos Pirelli, mientras que Lewis Hamilton comenzaba a dar tempranas muestras de que no está por la labor de ceder un milímetro en la lucha que mantiene en la actualidad con su compañero de equipo por el título mundial.
Así las cosas, el piloto británico de Brackley lideraba la primera tanda de entrenamientos libres con un tiempo de 1’25”814 , seguido a corta distancia por Nico Rosberg y ya algo más alejados, por Kimi Raikkonen y Fernando Alonso, ambos sobre el F14-T de Ferrari y por este orden.
Con la pista casi a 57º centígrados de temperatura, bastante más limpia de polvo y con mayor cantidad de goma depositada en la trazada que en la sesión matinal, la segunda tanda de entrenamientos iba a estar marcada por la misma tónica que la primera: prueba de diferentes componentes antes del obligado periodo vacacional que comenzará siete días después del Gran Premio de Hungría, y por supuesto, con los Mercedes AMG sólidamente colocados en la cabeza de la tabla de tiempos mientras el resto de integrantes de la parrilla, intentaba mejorar