Me vais a perdonar el atrevimiento, pero esta carrera no me ha gustado. Es que ha sido tan buena y tan impresionante, que el destino, los elementos, equipos o pilotos, se podrían haber guardado algo del espectáculo demostrado hoy para futuras carreras. Estoy seguro que de muchos de los aficionados a este deporte coincidiremos en que es la mejor carrera que hemos visto esta temporada. Porque si ayer, en el repaso a la calificación os decía que numerosos títulos épicos que ponerle se pasaban por mi cabeza, la carrera de hoy da para un “best seller”. El aguante y la casta frente a los todopoderosos, junto con una de las mayores remontadas que se han visto, mezcladas con la tímida lluvia que no llegaba, pero que empapó el asfalto para preparar los caóticos accidentes.
Hemos pasado de una carrera vendida a la seguridad del primero, a un caos donde todo podía pasar. Superar la calificación se mostraba tarea difícil, pero los truenos y el agua caída antes del inicio de la misma, puso nervioso a más de uno. El primero fué Kvyat que no consiguió arrancar el coche y acompaño en la salida desde el pit lane a un Lewis Hamilton con más hambre que cabeza en los primeros metros convirtiéndose en el segundo en cometer errores. Mientras, la carrera se lanzaba en intermedios, Fernando Alonso ya nos daba a entender el carrerón que iba a hacer ganando posiciones y peleando nuevamente contra Vettel por la posición, por su parte Rosberg ponía tierra de por medio en busca de la tranquilidad ante la amenazante lluvia que pronosticaban los equipos, y solo habían pasado tres vueltas.
Las vueltas pasaban y el asfalto se secaba, los equipos se volvían a equivocar en sus predicciones metereológicas, pero el circuito aun guardaba pequeños secretos. Uno de ellos se