Tareas básicas de mantenimiento del coche: cambio de aceite, filtros, rellenar el líquido del limpiaparabrisas y actualizar el antivirus. Sí, actualizar el antivirus. No seríamos los primeros que nos mostrásemos preocupados por un problema demasiado serio como para tomárselo a la ligera, de los peligros que podría entrañar una vulnerabilidad en los sistemas informáticos de nuestros automóviles, cada vez más dependientes de la tecnología. Y así como poco a poco los usuarios de equipos informáticos hemos ido adquiriendo hábitos y aprendiendo a enfrentarnos a esta plaga desde los tiempos de Blaster y el cariñoso ILOVEYOU, los conductores tendremos que acostumbrarnos a tener que lidiar con aplicaciones maliciosas que podrían interferir en una tarea tan crítica, y potencialmente peligrosa, como conducir un automóvil.
El Tesla Model S es hackeado: ¿Llegó el momento de preocuparse por los virus y hackers en los coches?
Empresas de seguridad informática como McAfee y Norton (Symantec) llevan años advirtiendo de los riesgos de que nuestros automóviles sean cada vez más dependientes, por suerte, de dispositivos integrados, e incluso conexiones permanentes vía IP y Bluetooth. La preocupación no es infundada. Desde las funciones más básicas, las que ofrecen los sistemas de a bordo, hasta las más delicadas, como el rendimiento del motor, las alarmas y los equipos de seguridad (airbags, ABS, ESP) y el sistema de frenado, todas ellas dependen de la supervisión de un sistema electrónico central.
Una industria con una oferta tecnológica muy heterogénea
Al existir casi tantos sistemas informáticos como marcas de automóviles, habrá más batallas que librar contra los hackers, pero por suerte más pequeñas que las libradas antaño contra virus que como ILOVEYOU infectaron más de 50 millones de ordenadores en todo el mundo.
Incluso en aquellos años en los que la informática era un quasi-monopolio de Microsoft, muy pocos pudieron librarse de una plaga que comenzó