Va a ser cierto que Ford somete a pruebas muy exigentes a su pick-up F-150… Hecha la broma, la popular camioneta americana que década tras década renueva éxito en el mercado local del fabricante del óvalo, se encuentra actualmente en fase de desarrollo para la versión 2016, aquella que promete seguir los pasos de la Ford F-150 2015 adoptando una estructura más rígida y resistente, e incorporando el aluminio en la fabricación de los paneles de carrocería. Quizás la novedad más llamativa es la “conciencia ecológica” de que Ford se hace eco, anunciando mecánicas más eficientes en consumo y emisiones. Tarea fácil en base a la habitual desproporción de cifras que sufren este tipo de vehículos…
Pero la noticia que nos ocupa atañe precisamente a una de esas sufridas unidades de pre-serie, o prototipos, que son sometidas a intensos castigos hasta la destrucción, y nunca mejor dicho, para garantizar la futura durabilidad de los componentes y del rendimiento de todo tipo de automóviles. Este ha sido el caso de la malograda Ford que circulaba por una de esas carreteras desiertas de Death Valley, con lo que parece además un remolque.
A nadie se le escapa que en esta desértica región de Estados Unidos, en esta época son habituales temperaturas que se acercan a los 50 ºC a la sombra, y que son un magnífico enclave para poner a prueba la refrigeración y el rendimiento de los motores en condiciones de extremo calor.
Más todavía, si le sumamos el peso añadido de un remolque que se antoja lastrado seguramente. Algún componente debió fallar, para acabar desencadenando un incendio bajo el capó cercano a la puerta del conductor, que rápidamente consumió la camioneta hasta dejarla completamente irreconocible. Concretamente 21 minutos fueron suficientes para que desapareciese la “mula”, aunque afortunadamente no se han reportado daños a