Un monovolumen deportivo es algo difícil de entender. Son conceptos antagónicos, pero probablemente Ford sea el fabricante que mejor haya conseguido unirlos con su monovolumen Ford S-Max. La marca del óvalo azul siempre se ha caracterizado por tener modelos con un tacto dinámico superior a la media y este monovolumen lanzado en 2006 no era la excepción. Ahora la marca ha presentado la nueva generación del Ford S-Max, que conserva su aspecto deportivo pero se acerca más a la imagen de marca de los últimos lanzamientos.
Esta segunda generación del monovolumen hace suyos los rasgos estéticos introducidos por el Ford Fiesta, y posteriormente por el Focus, tras su restyling, donde destaca la parrilla cromada que se asemeja a la de Aston Martin. En general el diseño es similar y nos recuerda inevitablemente al modelo anterior, aunque con unas líneas más afiladas. Es probable que el modelo nos resulte conocido ya que es muy similar al prototipo del Ford S-Max Vignale Concept mostrado hace sólo unos meses.
La marca ha desvelado muy poca información sobre el nuevo S-Max, aunque sabemos que seguirá ofreciendo siete plazas, con la segunda y tercera fila plegables, dejando una superficie de carga plana. Además el maletero contará con apertura eléctrica manos libres, algo visto por primera vez en el Ford Kuga. La marca americana lleva este modelo a un nuevo nivel de refinamiento, equipando más tecnología y mostrando un interior que parece muy bien acabado, con un diseño sencillo y práctico alejado de los últimos interiores de Ford, repletos de botones.
En cuanto a las mecánicas no hay nada oficial, pero es de esperar que el motor 2.0 TDCi se convierta en el más vendido, probablemente con varios niveles de potencia y cambios manuales o automáticos de doble embrague en su oferta. En el lado de los gasolina, con