Las rarezas de una semana más extraña que Nicolás en patinete. La semana en el retrovisor (126)

Nos ha venido bien esta hora que hemos ganado durante la noche, porque la semana que cerramos nos ha tenido más descolocados que un camaleón en un Opel Adam Rocks, de lo rara que fue. La empezamos con un argumento de película como la investigación que destapó el último escándalo de General Motors, la continuamos con un fenómeno paranormal como es el histórico bajón de precios de la gasolina y la culminamos sobrevolando SEAT a vista de drone mientras intentábamos girar el volante del Porsche 919 Hybrid, que ya hay que tenerlos cuadrados. Los mandos. Por no estarnos quietos, salimos a probar el Opel Corsa 2014 —del que conocimos su Historia al completo— y también el Renault Eolab, pero como el galo era tan futurista nos dio por preguntarnos cómo sería nuestra vida como apasionados conductores jubilados, y visto lo visto al final acabamos colándonos en los archivos de Porsche, que la mirada al pasado se nos antojó más reconfortante. También visitamos —más rarezas de la semana— la última ocurrencia de Mazda: un sitio donde tienen coches pero lo menos importante son los coches, y comentamos cómo la matriculación de un Koenigsegg One:1 se quedó bloqueada por culpa de un dígito, cómo la gente del Circuito de Spa-Francorchamps se adueñó de las Aguas Rojas —que dicho así cualquiera diría que los mozuelos de ‘Juego de Tronos’ andan triscando por tierras belgas— y cómo de repente robaron dos Volkswagen Passat de la fábrica de Emden y por la puerta sin que se supiera cómo ni de qué manera. Y como era una semana propicia para las cosas rarunas, nos enteramos de que Porsche había alquilado la Capilla Sixtina y de que unos ociosos habían imaginado versiones muy de acceso para deportivos de exceso mientras unos indignados destrozaban coches

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