El tema de las rotondas, también conocidas técnicamente como glorietas, es realmente polémico. Todo el mundo cree conducir bien en rotondas con varios carriles, pero a la vista está que el tema sigue generando una larga lista de falsos mitos, de creencias erróneas y de malos hábitos que, en última instancia, no es sencillo corregir. Ante lo cual es fácil culpar de todo a la DGT, cerrarte en banda, defender hasta el final tu postura sea correcta o no y, lo que aún es peor, no hacer propósito de enmienda y corregir tu forma de conducir en rotondas.
Y antes de seguir saldré del armario, para dar ejemplo, aceptaré el escarnio público y reconoceré, no sin cierto rubor, que yo no conduzco bien en rotondas.
El conductor del carril interior nunca debe cruzarse por delante de los que circulan por el carril exterior. El carril interior tampoco ha sido concebido para acortar en línea recta para seguir de frente.
Que las rotondas se nos siguen atragantando es tan obvio como echar un vistazo a los comentarios en la infografía de la DGT que divulgamos hace unos días en nuestro canal de Facebook. El tema daba para un acalorado debate, aunque la evidencia de diferentes errores sea bastante obvia. Lo que dice esta infografía, que a fin de cuentas es lo que dice la DGT, va a misa. Cumplir o incumplir estas normas puede marcar la diferencia entre cargar con la culpabilidad de un siniestro o recibir una bonita receta, una multa, de los agentes de la ley.
Se han dado casos, incluso, de controles en el municipio de turno en los que se persigue precisamente el incorrecto uso de los carriles o la ruptura de la prioridad de paso. Conducir mal en una rotonda no solo puede llevarte a situaciones de riesgo, en el