Todos sabemos que los japoneses son especiales con los nombres de sus coches, y el hecho de no compartir alfabeto ni pronunciación hacen de ello un asunto aún más misterioso. Toyota ha querido ahora contarnos el secreto del significado del nombre de algunos de sus coches más icónicos, para comprender por qué se llaman así.
Tal vez no le demos demasiada importancia, pero la denominación de un modelo pasa por una ardua selección. Y es que tiene que sonar bien en muchos mercados, a veces de diferentes culturas. Y por si fuera poco, debe de evocar una característica única del coche. Difícil tarea, ¿verdad?
Del Yaris, Toyota nos cuenta que se trata de un nombre por y para Europa, de hecho en el mercado doméstico no se llama de la misma manera. Nos cuentan que viene de Charis, en la mitología griega un símbolo de belleza y elegancia. Se ha fusionado con el Ya, que significa sí en alemán, vista la aceptación del coche en el mercado europeo. De esta fusión salía el nombre Yaris para un modelo que ya conoce su tercera generación.
Pasamos al Corolla, tal vez uno de los nombres que más asociamos a Toyota. De su nombre nos comentan que son los pétalos alrededor del núcleo central de una flor, queriendo evocar la belleza para un coche que consiguió convertirse en el coche más vendido del mundo.
En Europa pasamos del Corolla al Auris para un mismo concepto. Su prototipo, por cierto, llegaba a los salones pintado en un color dorado. Precisamente, hacía referencia a su nombre, derivado del Latín Aurum, que significa oro, pero también del inglés aurum, quedando un nombre final que evocaba un aura dorada para un coche que se postula como uno de los ejes fuertes de la marca.
El Toyota Celica también tiene una historia detrás.