Hubo una época en la que los mandatarios rusos no empleaban Mercedes de lujo para sus desplazamientos. Aunque Putin quiera volver a aquella época, todo es diferente. A finales de los 80 y los 90, en Rusia, no era concebible para un presidente el moverse en otro vehículo que en una limusina Zil mientras el resto del pueblo podía aspirar como mucho a un Lada. Boris Yeltsin fue el primer líder de una Rusia democrática, tras el colapso de la Unión Soviética. Y continuó usando la limusina Zil-41052 que ahora se pone a la venta por un millón de dólares.
El capitalismo desde luego ha llegado a Moscú.
Desde Rusia, con amor
Decían que Boris Yeltsin tenía muchas amantes, y que su limusina era uno de sus lugares de ocio favoritos. Recomendaría para empezar una buena limpieza del interior, o quizá un retapizado. Por lo demás, esta limusina soviética está preparada para lo que le echen. Sólamente tiene 39.000 kilómetros en el odómetro, todos ellos muy posiblemente hechos a baja velocidad. Aunque es posible que haya servido como vehículo de entrenamiento en conducción defensiva para los conductores de vehículos presidenciales soviéticos. No se andan con bromas en Rusia.
En cualquiera de los casos, la máquina data del año 1989, y fue una de las primeras unidades construidas en la serie 41052, de la que sólamente se produjeron 22 unidades. Sólo 10 unidades se encuentran operativas, y que es realmente extraño conseguir comprar uno de estos exclusivos vehículos. En general, los vehículos soviéticos estaban construidos con una calidad mediocre, aunque mecánicamente fuesen máquinas muy robustas. No se puede decir lo mismo de una Zil-41052, construida bajo los mejores estándares de calidad de la URSS, lo cual es todo un elogio.
Fabricado por Zil en Likhachev, era el buque insignia del automovilismo soviético.
Con 6,33 metros de longitud,