En el año 1965, cuando el Ford Mustang ya había revolucionado el mercado, la marca del óvalo azul presentó el Ford Mustang III Concept, popularmente conocido como Shorty. Se trataba de un prototipo de Ford Mustang de dos plazas fabricado por Dearborn Steel Tubing Industries, una empresa con la que otrora Ford colaboró mucho creando prototipos para salones del automóvil.
Este modelo estaba fabricado en base a un Ford Mustang con una batalla 40,6 centímetros menor. El frente era como el de cualquier otro Mustang de producción de 1965, pero de los pilares A hacia atrás era un diseño completamente nuevo de fibra de vidrio. Bajo el capó había un V8 de 5.0 litros asociado a un cambio de marchas automático. El Mustang Shorty fue enseñado en varias ocasiones e incluso pudo verse en el Museo Henry Ford.
Ford nunca tuvo en mente llevar a producción el Shorty y como muchos otros prototipos, estaba destinado a ser destruido. Esta idea no le gustó a Vincent E. Gardner, el diseñador de Dearborn Steel Tubing Industries, por lo que robó el coche y lo ocultó en unos almacenes de alquiler. Gardner solo pagó un mes de alquiler y meses más tarde el propietario del almacén encontró al Shorty y llamó a la policía.
En este punto todo apuntaba a que el coche sería recuperado por Ford y achatarrado, pero no fue así. Ford denunció el robo en su momento, pero la aseguradora pagó a la compañía, por lo que tras el hallazgo, el coche pasó a ser propiedad de la aseguradora. Para sacarle un beneficio, esta se lo vendió a uno de sus trabajadores, que posteriormente revendió el coche a su actual propietario, que lo reconocía de la época.
Tras una restauración a comienzos del nuevo siglo, el coche luce el aspecto de las imágenes y