Si contemplamos con suficiente atención la imagen que ilustra esta entrada, nos daremos cuenta de que sobre la nieve y el hielo se perfilan algunas siluetas que nos resultan familiares. Abajo y en el centro, un trazado que se asemeja a una réplica fidedigna de Paul Ricard, en Le Castellet, con algunas variaciones en ciertas curvas y una reducción de sus inmensas rectas. En el centro y hacia la derecha, dos reproducciones de Silverstone. Pero la pregunta que te estarás haciendo probablemente sea la siguiente, ¿qué demonios hacen Silverstone y Paul Ricard en la inmensidad del hielo y la nieve al borde del Círculo Polar Ártico?
Al borde del Círculo Polar Ártico, sobre la nieve y el hielo, nos encontramos con diferentes recreaciones, con licencia oficial, de circuitos como Paul Ricard, Silverstone y Nürburgring.
La imagen que ves más arriba ha sido tomada en una localización al norte de Suecia. Bajo ese espeso manto de nieve, y hielo, se oculta un lago de 210 kilómetros cuadrados. El paralelo terrestre que delimita lo que denominamos el Círculo Polar Ártico se encuentra a menos de 70 kilómetros. Y en un paraje tan espectacular como este, se erigen 9 circuitos de hasta 3,4 kilómetros de longitud, en los que desde este año también se encuentra el trazado de Gran Premio de Nürburgring y diferentes pistas técnicas y círculos para trabajar el derrapaje controlado.
La llegada del invierno, lejos de enfriar el ambiente de algunas de las localidades más septentrionales del continente europeo, supone el comienzo de una intensa actividad automovilística en Laponia. Cientos de coches camuflados se ponen a prueba en condiciones extremas y esos majestuosos y profundos lagos, dan paso a estas pistas de hielo sobre las que no dejarán de rodar deportivos entre enero y marzo. La recreación de los circuitos se ha llevado