Ya hace tiempo que quedó patente que Francia había declarado la guerra a los diésel. El gobierno del país vecino será más restrictivo con estos coches que suponen prácticamente el 80% de su parque móvil. Siendo conscientes de que no pueden prohibir y ya y de que lo idóneo hubiese sido haber regulado la venta de los diésel, ahora los franceses aprueban un plan de ayudas para la compra de vehículos eficientes.
Serán hasta 10.000 euros los que aporte el gobierno francés para la compra de vehículos eléctricos. Así lo ha confirmado la ministra de energía Ségolène Royal. Los incentivos entrarán en vigor en abril y será necesario achatarrar un vehículo diésel de más de 13 años y adquirir uno eléctrico. Estas ayudas ya fueron anticipadas en el mes de diciembre, cuando comenzó la cruzada anti-diésel de Francia.
El problema es el mismo que en España. Los impuestos han favorecido siempre a los modelos diésel, haciéndolos más atractivos, lo que hace que incluso gente que no los necesita los compre. Además el gasoil es más barato que la gasolina. Adoptando esta medida se espera mejorar ligeramente la calidad del aire, pero todos sabemos que no habrá un cambio masivo de coches diésel por eléctricos.
En los últimos años ya se está viendo una tendencia en Francia y en 2014 el 64% de los coches matriculados eran diésel, un porcentaje menor al de España. Hace solo dos años, el 73% de los coches eran de gasoil. La tendencia es positiva hacia vehículos gasolina más limpios, aunque aún está lejos del 47 y 50% de penetración de los diésel en países como Alemania o Reino Unido.
Francia quiere atajar los problemas de contaminación del aire que sufre más del 60% de la población francesa y por ello se incrementará el precio del gasoil y se darán ayudas