¿A quién se le ocurre hacer drifting con un Tesla Model S? Estoy seguro de que lo último que escogerías para darte un homenaje, derrapar sin preocuparte por destrozar tus ruedas, sería un sedán de 5 metros de longitud, eléctrico, y con más de 2 toneladas de peso. Pero en Japón cualquier coche que tenga cuatro ruedas y se mueva es susceptible de hacer drifting, especialmente si se pone a los mandos Nobuteru Taniguchi, un experto en drifting y doble campeón de la categoría GT300 del Super GT, capaz de hacer que el coche eléctrico de moda de Palo Alto consuma neumáticos rompiendo el silencio únicamente con el contacto de estos con el asfalto.
Toma nota: un Corvette Stingray desarrolla 630 Nm a 4.600 rpm. Un Tesla Model S desarrolla 600 Nm instantáneamente, desde las 0 rpm.
Es cierto que en este vídeo se aprecia como sus movimientos, incluso con un piloto como Taniguchi, son un tanto torpes y erráticos. La agilidad del Tesla Model S, en realidad, sorprende cuando te pones a sus mandos. Es un coche muy pesado, pero casi todo el peso está distribuido entre los ejes y en una posición muy baja, en la base del vehículo, que es donde se sitúan sus baterías. De ahí que el centro de gravedad del Model S sea sorprendentemente bajo.
Sus movimientos son un tanto torpes y erráticos, pero aún así no deja de sorprender su capacidad para derrapar.
Desconocemos si hay truco. En nuestra prueba del Tesla Model S, muy limitada en tiempo y kilómetros, no tuvimos ocasión de intentar cruzarlo en una curva o una rotonda (sic). Una macarrada que seguro hubiera dejado a cuadros a cualquiera que nos viera. Tampoco recuerdo si su control de tracción y estabilidad era completamente desconectable. Pero imagino que en efecto así es, de hecho