Volvo siempre se ha caracterizado por la seguridad, siendo una compañía innovadora en este aspecto y resultando pionera en la aplicación de muchas tecnologías y soluciones que hoy en día implantan todos los vehículos y a las que no damos demasiada importancia. Muestra de su buen hacer en seguridad es el ejemplo de que el Volvo XC90 de primera generación consiguió las máximas puntuaciones del IIHS en los test de choque, algo de lo que no podían presumir rivales mucho más modernos.
Una de las soluciones de seguridad más llamativas de Volvo son los asientos infantiles integrados. Son un opcional que evita tener que recurrir a sillitas para niños cuando estos ya tienen una edad de entre 4 y 10 años. Esta solución cumple ahora 25 años, tras ser implantada por primera vez en el Volvo 850 de 1990, aunque la seguridad infantil lleva más de 50 años presente en la mente de los ingenieros de la firma sueca.
Primer asiento infantil integrado en el Volvo 850 de 1990
Este sistema de retención infantil ha evolucionado mucho desde su primitiva aparición el Volvo 850. Originalmente era un apoyabrazos modificado que hacía las veces de alzados y contaba con cinturón de seguridad de tres puntos de anclaje. La principal ventaja de este sistema es que el cinturón de seguridad sujeta bien al niño, mientras que en caso de utilizar una silla, este podría no ejercer su función adecuadamente al quedar flojo o estar la silla mal colocada. Además de eso, supone una ventaja no tener que llevar la sillita, que cuando no la utilizamos sigue ocupando sitio, en el maletero o en los asientos traseros.
El asiento infantil integrado fue evolucionando y modelos posteriores podían optar a dos asientos de este tipo, notablemente más confortables y con mayor utilidad para familias con niños. En 2007