Una moto de menos de 10.000€ es capaz de superar en prestaciones a muchos superdeportivos. Motos como la Kawasaki Ninja H2R son ya capaces de dejar atrás con creces a máquinas como el Bugatti Veyron. Dar rienda suelta a motos de más de 300 CV es algo que requiere un piloto muy experimentado con muchas agallas. El kilo por caballo queda lejos, y entramos en relaciones peso-potencia inferiores a las de un Fórmula 1. Es donde viven motos como la PGMV8. Esta moto artesanal australiana destaca por una potencia final de nada menos que 334 CV, extraída de un motor de ocho cilindros en uve. Creo que también queréis conocer todos sus detalles.
Érase una vez una moto a un motor pegada
Su motor 2.0 V8 genera 334 CV de potencia a 12.800 rpm. Podríamos terminar el artículo aquí mismo.
La idea ha sido de Paul G. Maloney, que junto a un equipo compuesto por ingenieros procedentes de la Moto GP, el campeonato del mundo de Superbikes y la Fórmula 1, decidió construir una moto con un propulsor de ocho cilindros y altas prestaciones. Enorgulleciéndose de la montaña rusa que supone construir una moto desde cero, el equipo ha trabajado durante años para crear la espectacular PGMV8. En esta moto el protagonista indudable es su propulsor. Un V8 de sólo dos litros de cilindrada, con un ciguëñal plano que desarrolla la tremenda potencia de 334 CV a 12.800 rpm. Cifras dignas de un Fórmula 1 de antaño… comprimidas en un vehículo de dos ruedas.
Su par de 214 Nm a 9.500 rpm no nos impresiona tanto, pero su cifra de potencia se nos queda grabada a fuego. La Kawasaki Ninja H2R es una moto de circuito exclusivamente, la PGMV8 es una moto matriculable. El propulsor ha sido creado desde cero por el equipo