¿Sabías que Mercedes y Pininfarina una vez estuvieron unidas en un mismo coche? Yo tampoco lo sabía hasta no hace mucho tiempo. Fue revisando la historia del carrocero italiano cuando me dí de bruces con uno de los proyectos más desconocidos – del que Mercedes no dirá una sola palabra – que dió lugar a un coupé único. El Mercedes 300 SEL 6.3 Pininfarina Coupé, un dos puertas de indudable aspecto “setentero” basado en la berlina más rápida y potente del momento, prácticamente un muscle car alemán con cuatro puertas.
¿Cuál fue su origen?
El Mercedes 300 SEL 6.3 fue creado con el objetivo de ser el absoluto rey de las Autobahn alemanas.
Al parecer, a finales de los 60, el dueño de una poderosa multinacional holandesa – cuya familia quiere permanecer en el anonimato – adquirió un Mercedes 300 SEL 6.3. La versión más potente del equivalente a la Clase S actual montaba un poderoso motor 6.3 V8 con 250 CV de potencia, que le permitía alcanzar 229 km/h y los 100 km/h en sólo 6,3 segundos. La idea era la de crear una berlina de calidad incuestionable, sólida y cómoda a partes iguales, que pudiese circular de forma constante a 200 km/h sin que su pasaje se inmutase.
Su motor había sido estrenado por el Mercedes 600, posiblemente el mejor Mercedes jamás fabricado. Su gigantesco par motor impresionaba a todo el que lo conducía. Decían que el propio presidente de Mercedes condujo uno de los prototipos del Mercedes 300 SEL 6.3 y en el primer semáforo tuvo que bajarse a ver qué habían instalado bajo el capó. Volviendo a nuestro coupé, el dueño de la multinacional acudió a Mercedes para que le fabricasen un coupé único empleando el recién adquirido 300 SEL 6.3 como base.
Por su precio se podrían haber comprado 83