Laura nos sirve una cerveza más. Es viernes, es tarde y en el Gorila, en plena corredera baja de San Pablo cerramos o al menos lo intentamos, un esbozo de planificación para el fin de semana que se nos avecina. Por un lado nos espera una mañana de trackday en el circuito aragonés de Motorland, por otro un buen puñado de carreteras secundarias hasta el Delta del Ebro, una intensa jornada de conducción a lomos del Subaru WRX STI, muchos kilómetros, salitre, tierra, 300 caballos con sabor a vieja gloria del rock and roll. Me escribe Sergio, confirmado, nos acompañará el domingo con el SEAT León Cupra de 280 caballos. No podía tener mejor pinta el plan para este fin de semana.
Son las 5 de la mañana. El bóxer del Subaru STI se despierta. Retumba el garaje. Dejo que coja temperatura mientras guardamos las cosas en el maletero. Soltamos algunas bolsas en las plazas traseras. Nos acomodamos y fijamos en el navegador “Alcañiz” como destino mientras se empieza a dibujar al fondo del horizonte el amanecer.
Carreteras secundarias, parada para repostar, 12 l/100 km sentencia el ordenador de a bordo, un desayuno más de gasolinera con el que nos tocará lidiar el resto de la semana en el gimnasio, alguna parada en pueblos perdidos para los tuits de rigor y Alcañiz. Ahí está. El embalse de la Estanca nos recibe tras una verde serenata de árboles para dejarnos en brazos de ese paisaje desértico que rodea Motorland. Por el camino hemos apuntado unas cuantas localizaciones dignas de alguna próxima sesión.
Nos espera por delante toda una mañana de trackday en la grata compañía de la gente de Trackforce, de los compañeros de Michelin. Una jornada que anteriormente ya te relatamos en el artículo “Michelin, Trackforce y Motorland: ¡trackday en el bajo Aragón”